Las 165 vacas lecheras de Isabel II viven como su propietaria, como reinas. Además de pastar a sus anchas en las verdes praderas de Windsor, disfrutan de establos con todas las “comodidades” y duermen como ninguna otra vaca en el mundo.
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A diferencia de sus perros y caballos, no son muy conocidas, pero llevan mucho tiempo ocupando la granja de su amado castillo y reciben “tratamiento real”. Además, el linaje de la mayoría -Pretty Polly- se remonta al reinado de la reina Victoria, quien las recibió como regalo en 1871.
Las instalaciones están preparadas para que tengan una existencia cómoda y feliz
Las instalaciones en la finca de Windsor están preparadas para que tengan una existencia cómoda y feliz. Cepillos automáticos con los que se pueden frotar para eliminar la suciedad y aliviar el estrés; robots de alta tecnología para ordeñarlas, lo que permite que las vacas vayan y vengan cuando les plazca; y limpieza permanentemente del establo donde, cada animal tiene su espacio individual y el suelo que pisan es ¡una cama de agua!
Sí, las vacas de Su Majestad duermen en camas de agua. Al parecer, según los expertos, este tipo de lecho ayuda a proteger las rodillas, los corvejones y la ubre, además de prevenir las llagas o dolores que puedan causar los suelos duros que sufren el resto de las vacas plebeyas. Pero no sólo duermen, también les gusta pasar el rato sobre ellos durante el día.
De ello, fue testigo la BBC con motivo del 30º aniversario de su programa Countryfile y del 65 aniversario de la coronación de la reina. La cadena emitió tres capítulos sobre las fincas reales mostrando, por primera vez, imágenes de las vacas de Su Majestad y sus condiciones de vida en los establos reales de Windsor. “Cuando la vaca se acuesta, el agua empuja por debajo de los puntos de presión donde yace y termina flotando”, explicó un responsable a la BBC. Para Isabel II, todo es poco para sus estimados animales, como afirmó también en el mismo documental el gerente de la granja de Windsor: “La reina Isabel es la granjera”.
Si algo ha caracterizado a la Reina durante toda su vida es su pasión por los animales. Especialmente por sus amados corgis, sus perros favoritos, y por los caballos con los que, todavía a su edad, sigue cabalgando por los alrededores de palacio y la han convertido en la dueña de los Pura sangre de carreras más exitosas de la historia.
Palomas mensajeras en Sandringham House y murciélagos en Balmoral
Pero lo que ya no es tan conocido por el gran público es que la soberana posee casi 200 palomas mensajeras, que viven en un palomar de lujo en su finca de Sandringham House, en Norfolk y que comparte el castillo de Balmoral con una colonia de murciélagos a los que se les permite entrar y salir a su antojo y que, hasta no hace mucho, le gustaba atrapar con una red de mariposas para luego soltarlos.
También llaman la atención los derechos de la corona sobre la fauna del Reino Unido. La Soberana, por ejemplo, es la propietaria de los cisnes del Támesis y cada año se controla su número para evitar que la población descienda. Asimismo, en virtud de una ley de 1324 del rey Eduardo II, todavía vigente: “El rey poseerá todas las cosas del mar en todo el reino, ballenas y esturiones capturados en el mar o en cualquier otro lugar dentro del reino”, es la propietaria de todos los animales marinos capturados a tres millas o menos de las costas de Reino Unido.