Ya sabíamos que el regreso de los duques de Sussex a Reino Unido dos años después de que estallara la 'guerra' con los Windsor iba a dar mucho que hablar. Harry y Meghan han querido estar presentes en las celebraciones de estos días con motivo del Jubileo de Platino de la reina Isabel II para conmemorar sus 70 años en el trono, sin embargo, los acontecimientos no se están produciendo como esperábamos. En concreto, su reencuentro 'público', por así decirlo, con el príncipe Guillermo y Kate Middleton.
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En el desfile militar, conocido como Trooping the Colour, que se celebró ayer, tan solo pudimos ver fugazmente a los duques de Sussex tras uno de los ventanales, haciendo bromas y carantoñas a las hijas de los primos de Harry, Zara y Peter Phillips. Parecía que este viernes iba a ser el gran día, al coincidir todos juntos en la misa de Acción de Gracias que se ha celebrado en la Catedral de San Pablo pero... no ha sido así.
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No ha habido ni saludos, ni miradas cruzadas... el reencuentro entre los hermanos y sus respectivas mujeres ha brillado por ausencia y las cámaras no han podido captar ninguna de esas imágenes tan cómplices que solían protagonizar años atrás. Quizá hayan preferido guardar las distancias en público y el caluroso reencuentro se ha producido en la intimidad, pero eso nunca lo sabremos.
Este ha sido uno de los momentos más significativos, cuando Guillermo y Kate han accedido al interior del templo para ocupar sus asientos y, a la izquierda, puede verse que ni Harry ni Meghan se giraron para mirarles (como sí hace, por ejemplo Beatriz de York). Detrás de los duques de Cambridge llegaban el príncipe Carlos con su mujer, Camila de Cornualles, así que no sería de extrañar que Harry hubiera volteado su cabeza para mirar a su padre, pero no fue así. Las cámaras tampoco han captado que hayan cruzado miradas durante la misa, así que podría decirse que se ha sido un reencuentro bastante distante.
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Eso sí, no hay que negar que (por separado) los cuatro se han mostrado muy sonrientes. A Guillermo y a Kate les hemos visto compartiendo confidencias con la princesa Ana, mientras que Harry ha protagonizado algún momento muy divertido que nos ha recordado al Harry de antes, cuando era el más guasón, el más divertido y el más bromista de la familia.
La ceremonia religiosa, que ha oficiado David Ison, decano de la Catedral de San Pablose, se ha celebrado sin la presencia de la gran protagonista del día, ya que la Reina ha decidido no acudir en el último momento porque se sentía indispuesta. Sin embargo, los Cambridge han vuelto a demostrar que son un férreo apoyo de la soberana.
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Un estilo impecable
Si ayer se decantó por el blanco, hoy Kate ha apostado por el color amarillo, que está considerado el color favorito de Isabel II. La mujer del príncipe Guillermo estaba sensacional con un diseño con cuello a la caja, manga larga, falda midi y bandas curazadas en la cintura que resaltaban su figura. Ha completado su look con una pamela ladeada con varias flores a juego, un recogido bajo de inspiración romántica y un maquillaje muy natural, destacando especialmente la mirada.
Meghan, por su parte, ha optado por el minimalismo y la sobriedad con un total look gris claro, combinando un sobrio abrigo-vestido con cinturón, pamela y guantes. Siguiendo el protocolo, ha lucido una pamela de ala curvada a juego con su traje, confeccionada en rafia y decorada con un lacito.