La gran sonrisa que lucía en el rostro desde su llegada al lugar hacía presagiar que no era una noche cualquiera para Isabel II. Cita donde la Reina parecía sentirse especialmente a gusto y feliz, algo que transmitía en cada instante de la velada. Al galope a través de la historia, como se llamaba el espectáculo único celebrado en los terrenos de Windsor, hacía las delicias tanto de la monarca como de la constelación de estrellas que allí se habían congregado. Hubo de todo, de lo más conmovedor y emotivo a lo más alegre y divertido. Un show teatral y circense al aire libre con la soberana como principal invitada, en un año donde se siguen sucediendo las celebraciones para conmemorar sus 70 años en el trono. El instante que provocó las miradas más tiernas y nostálgicas llegaba casi al final, cuando Lady Louise aparecía vestida de amazona sobre la arena montada en el carruaje de su abuelo que ella misma conducía, a la cabeza de una procesión de caballos y ponis de la realeza.
La nieta de Isabel II ofrecía un tributo al añorado duque de Edimburgo, quien le inculcó en su día esta afición por los equinos como gran amante del mundo ecuestre que era. No era la primera vez que la joven de 18 años, hija del príncipe Eduardo y Sophie de Wessex, hacía un acto de similares características en honor al marido de la Reina. Sin embargo, en esta ocasión era el momento que sin duda más emocionaba a la soberana durante la gala. El recuerdo al príncipe Felipe también llegaba de la mano de Tom Cruise, otro de los asistentes ilustres al Royal Windsor Horse Show y quien lógicamente acaraba buena parte de los focos. El actor de Hollywood dedicaba unas bonitas palabras al esposo de la soberana, rememorando el día que tuvo la oportunidad de conocerlo en persona. "Me contó una historia maravillosa sobre cómo aterrizó un helicóptero en el Palacio de Buckingham durante la coronación... Era una persona realmente asombrosa", relataba el intérprete ante las cámaras de la cadena ITV, que ofrecía el espectáculo en directo por televisión.
Frente a lo que era el pasaje más entrañable de la noche, también hubo tiempo para la diversión y las risas de la propia Isabel II cuando uno de los cómicos que estaba en cartel saltaba a escena. Era el humorista Omid Djalili, quien micrófono en mano hacía chistes sobre algunos personajes históricos de Reino Unido. Precisamente, su broma más hilarante era la referida a Guy Fawkes, el integrante del grupo de católicos ingleses que intentó asesinar al rey Jacobo I en la fallida conspiración de la pólvora en 1605. El propio monologuista comentaba tras el evento que "cualquiera que haya visto el show, incluso si es un republicano acérrimo, se sentirá orgulloso de ser británico", aseveraba. A Isabel II se la veía encantada con todo lo que estaba presenciando, y de paso tranquilizaba a muchos sobre un estado de salud que le ha obligado a reducir notablemente sus apariciones en público durante los últimos meses.
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Mientras sonaba el himno nacional, la Reina de 96 años había llegado en su Land Rover y era entonces flanqueada por el oficial del Ejército, Simon Brooks-Ward, tal y como detalla el Daily Mail. En el abarrotado recinto se reunían unas 5.000 personas, actuaban 1.300 artistas, participaban 600 caballos, efectivos de la Guardia y Marina Real, de la Artillería, coros de niños, una orquesta de 75 miembros, malabares, fuegos... Los presentadores Phillip Schofield y Julie Etchingham eran los maestros de ceremonia, mientras que Isabel II lucía sus mejores galas con un bonito vestido de lentejuelas color azul claro, aros de perlas y un collar a juego como complementos, su pashmina gris, una chaqueta, mocasines negros y un bolso. Durante la velada, se la vio también con un pañuelo en la mano e incluso sacar su pintalabios para retocarse en un momento dado. Una exhibición por todo lo alto que incluía a las naciones de la Commonwealth y donde la monarca se pudo sentir muy querida y arropada.
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