Los duques de Cambridge se han desplazado a Escocia en un viaje que ha durado dos dias. Aunque han ralizado varios actos conjuntos, este jueves el príncipe Guillermo ha visitado en solitario el Heart of Midlothian Football Club de Edimburgo para apoyar el programa de salud mental, The Changing Room, que tiene como objetivo unir a hombres a través del fútbol para abordar la salud mental y el bienestar emocional, un proyecto que fue creado por la Asociación Escocesa de Salud Mental (SAMH) en colaboración con equipos de balonpié de toda Escocia. El nieto de Isabel II se ha reunido con algunos de los participantes del programa y con profesionales que le han acompañado mientras recorría las instalaciones del Tynecastle Stadium. Durante esta visita ha recibido un regalo muy especial. Le han entregado una caja que aguardaba una bonita sorpresa: tres camisetas personalizadas con los nombres de sus hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis.
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El duque de Cambridge ha esbozado una gran sonrisa al abrir la caja y desplegar las prendas con los nombres de sus pequeños. Un regalo que seguro que les encanta puesto que, al igual que sus padres, son unos grandes amantes de la naturaleza y del deporte. Los pequeños estarán muy pendientes de la vuelta a casa de sus padres, tal y como lo están de sus pasos en todos los viajes que hacen. Cuando los duques están fuera de casa, el príncipe George, de 8 años, es el encargado de marcar el sitio donde se encuentran con un alfiler en el mapa y de mostrárselo a sus hermanos, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, de 7 y 4 años, respectivamente. Así saben en todo momento donde se encuentran sus papás. "Les hacemos saber dónde estamos y él nos encuentra en el mapa y pone un alfiler en él y lo comparte con los demás", reveló el Príncipe William durante la reciente gira de la pareja por el Caribe con motivo del Jubileo de Platino de la reina Isabel.
Durante la visita de este jueves el Príncipe ha estado con Pher Nicolson y Kristian Wilson, participantes del programa The Changing Room con los que ha hecho un "walk and talk" (caminar y hablar) alrededor del estadio, que es una parte central del programa de 12 semanas, antes de conocer a algunos de los otros involucrados. Mientras charlaba con ellos sobre lo que los había traído al programa, uno de ellos se ha emocionado y ha dicho: "Lo siento, me estoy emocionando", a lo que el hijo de Carlos de Inglaterra le ha respondido en tono cariñoso: "Es bueno emocionarse, para eso estamos aquí".
El enfoque del club de fútbol en el bienestar mental se vincula con la campaña Heads Up del Príncipe Guillermo, que se desarrolló entre 2019 y 2020 a través de la Asociación de Fútbol de Inglaterra y Gales para ayudar a aprovechar la amplia popularidad del deporte rey para crear una conversación sobre la salud mental entre los aficionados, jugadores, amigos y familias. "Al Duque le apasiona usar el poder del fútbol como vehículo para promover una buena salud mental", dijeron entonces desde su oficina en el Palacio de Kensington. "La campaña ayudó a mostrar a la nación que todos tenemos salud mental y que es tan importante como la salud física. Y ha culminado con la firma de la declaración Fútbol Mentalmente Saludable, en la que la familia del balonpié se comprometió a construir una cultura mentalmente saludable en todos los niveles del juego, ahora y para las generaciones futuras".
Tanto la príncipe Guillermo como su esposa, la duquesa de Cambridge, son grandes defensores de hablar sobre la salud mental y de romper el estirma que existe con este tema en la sociedad. Esta visita se ha producido durante la Semana de Concienciación sobre la Salud Mental en el Reino Unido. Ya este miércoles, los duques de Cambridge destacaron sus iniciativas en este campo durante su visita a Glasgow. Donde, además, se saltaron el protocolo. El príncipe Guillermo se fundió en un abrazo con un cuidadano, que no pudo contener la emoción al ver al futuro heredero y rompió a llorar. Poco despues, la pareja real, volvieron a saltarse las normas al hacerse un selfie con una mujer que así se lo solicitó, algo que los miembros de la Familia Real británica no suelen hacer, pero que hizo que feliz a la seguidora real que no podía borrar la sonrisa de su cara.