La reunión de los duques de Sussex con la reina Isabel II ha hecho correr ríos de tinta. A mediados de mes, la pareja se encontró con la soberana en Reino Unido, antes de poner rumbo a Países Bajos, para acudir a los Juegos Invictus. Fue el propio príncipe Harry quien reveló que había visto a su abuela en el Castillo de Windsor y provocó un tsunami mediático al declarar en una entrevista por televisión que: “Quiero asegurarme de que la Reina esté bien rodeada”. Días después, el encuentro sigue dando mucho qué hablar y el periodista Omid Scobie, que además es el biógrafo de la pareja, ha contado los secretos que envolvieron el té que los Sussex tomaron con la soberana.
Scobie, autor de la biografía Encontrando la libertad, ha asegurado que la reunión se mantuvo en secreto para el personal de la Reina, algo que ha sido cuestionado ya que se quedaron la noche anterior en su casa británica de Frogmore Cottage, que se enucentra en los terrenos del Castillo de Windsor, y la agenda de la soberana es cuidadosamente administrada por su equipo. “Si bien los Sussex y la Reina han estado en contacto regular por teléfono o virtualmente, su reciente reunión en persona, que se mantuvo en secreto a propósito para todos los ayudantes de Palacio, fue la primera oportunidad de Harry en el último año para hablar en privado con su abuela sin el temor a que nadie les escuchara o apareciera por detrás en una videollamada”, ha escrito en Yahoo.
Respecto a las polémicas palabras que Harry concedió a la televisión estadounidense NBC, Scobie asegura que: “La realidad es que, desde el fallecimiento del príncipe Felipe hace un año, la Reina vive sola. Mientras que el príncipe Carlos, los Cambridge y otros familiares vienen de visita, las personas que rodean a la monarca en su día a día (ayudantes, cortesanos y personal doméstico responsables de todos los aspectos de su vida) son todos empleados de la institución. A manos de estas mismas personas, Harry experimentó algunos de sus momentos más oscuros y angustiosos como miembro de primer nivel de la Familia Real británica”.
Omid Scobie no se queda ahí y respecto a estas personas del staff de la Casa Real asegura que: “Cuando estaba entrevistando a varias fuentes para el libro Encontrando la libertad, en 2020, recuerdo cómo me quedé boquiabierto cuando un amigo de la pareja me contó paso a paso cómo el secretario privado de la Reina, Edward Young, hizo todo los posible para evitar que la pareja visitara a la monarca en Sandringham antes de su anuncio de alejarse de la vida real. Parece que por mucho que Harry trató de concertar una cita, su equipo fue informado de que la monarca estaba ‘ocupada toda la semana’. Young le dijo a la Reina, a pesar de haber sido quien invitó a su nieto, que las fechas de la agenda que estaban en un principio libres ya no lo estaban”.
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En su artículo, Omid Scobie también manifiesta que “días antes de dejar el Reino Unido de forma permanente en marzo de 2020, Harry le dijo a un asistente cercano que ‘estas personas tienen sus propias agendas, trabajan para la institución y no se preocupan por nosotros como familia’. La princesa Diana se hizo eco de sentimientos similares en los años posteriores a su divorcio de Carlos”.
En su viaje relámpago a Reino Unido, los duques de Sussex se alojaron en Frogmore Cottage. Llegaron a suelo inglés después de un vuelo nocturno de la compañía British Airways procedente de Los Ángeles y no trajeron a sus dos hijos, Archie, de dos años, y Lilibet, de diez meses. La pequeña aún no conoce a su bisabuela. En la reunión que mantuvieron, Harry dijo que tiene con su abuela “una relación realmente especial. Hablamos de cosas de las que ella no puede hablar con nadie más”.