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Isabel II celebra sus 96 años con la vista puesta en los festejos que se están organizando en junio con motivo de su Jubileo de Platino (70 años en el trono). Antes, el 9 de mayo, la soberana británica pulverizará un nuevo récord cuando se convierta en la persona con el reinado más largo de la historia por detrás de Luis XIV de Francia y Rama IX de Tailandia, que fueron monarcas durante 72 años y 110 días y 70 años y 126 días, respectivamente. Unas cifras extraordinarias como extraordinario está siendo su reinado, que ha vivido unos últimos meses de lo más agitados. A sus problemas de salud, que comenzaron el pasado otoño, se suma el escándalo que ha salpicado a su tercer hijo, el príncipe Andrés, por su supuesta relación con el Caso Epstein, las irregularidades que la Policía investiga en la fundación del príncipe Carlos, la notable ausencia del príncipe Harry en el tributo al duque de Edimburgo o la oleada de protestas que desencadenó la reciente gira caribeña de los duques de Cambridge.
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Desde que el pasado 20 de octubre pasara una noche en el hospital para someterse a algunos análisis preliminares, la salud de Isabel II ha comenzado a preocupar. La incombustible Reina se resiste a echarse a un lado, pero se ha visto obligada -solo los médicos la han convencido- a descansar y a ejercer tareas livianas de despacho. Nada de viajes y una drástica reducción de sus apariciones en público que gracias a la tecnología ha podido solventar con reuniones y encuentros telemáticos. Tiene problemas de movilidad que ha reconocido ella misma y su salud de hierro empieza a resentirse por primera vez en 96 años.
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Los británicos y el mundo entero contuvieron la respiración el pasado febrero cuando la monarca dio positivo por coronavirus. A pesar de su avanzada edad, al tener las tres dosis de la vacuna tan solo presentó síntomas leves aunque, eso sí, reconoció que la Covid- 19 la dejó “agotada”.
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El inesperado protagonismo del príncipe Andrés
Sin embargo, los mayores quebraderos de cabeza de la monarquía británica van por otros derroteros diferentes a la salud de la soberana. El pasado febrero, el príncipe Andrés, tercer hijo de la Reina, llegó a un acuerdo millonario, cifrado en 14 millones de euros por parte de la prensa inglesa, con el que eludía el juicio al que se iba a enfrentar por presuntos abusos a una mujer cuando era menor de edad y se encontraba atrapada en la red de Jeffrey Epstein. Un mes antes, Isabel II ya había quitado al duque de York sus títulos militares y sus patrocinios reales y la Casa Real anunció que se enfrentaría al caso como un ciudadano privado, es decir, sin el paraguas de la institución monárquica.
El exmarido de Sarah Ferguson lleva retirado de sus compromisos públicos desde noviembre de 2019 con lo que nada hacia presagiar el protagonismo que tuvo en el servicio de acción de gracias por la vida del duque de Edimburgo. Fue el escogido por su madre, no solo para acompañarla en coche desde Windsor hasta Londres, donde tuvo lugar el tributo, sino que además fue su acompañante en la entrada a la Abadía de Westminster hasta que la Reina ocupó su asiento. Un inesperado papel que sorprendió a propios y extraños cuando tanto el príncipe Carlos como el príncipe Guillermo, primero y segundo en la línea de sucesión, consideran más que incómoda la presencia en público del duque de York.
© Getty ImagesLa notable ausencia del príncipe Harry
Otro familiar cercano de la jefa de Estado británica también adquirió protagonismo en el homenaje al príncipe Felipe, pero por su notable ausencia. El príncipe Harry no viajó a su país natal ya que asegura que cuando se encuentra en Londres no se siente seguro ya que desde que se apartó de la primera línea de la monarquía se le quitó la protección oficial y tampoco se le permite pagar agentes de su propio bolsillo, motivo por el que mantiene un litigio con el Ministerio del Interior británico.
© Getty ImagesTampoco el príncipe Carlos se ha librado del escándalo, su fundación está siendo investigada por la Policía por un presunto trato de favor a un magnate saudí que habría hecho donaciones a la entidad a cambio de que consiguiera el título de caballero y la ciudadanía británica. El asunto ya se ha cobrado su primera víctima con la dimisión definitiva de Michael Fawceet, director ejecutivo de la organización y hombre de confianza del príncipe de Gales.
© Getty ImagesAunque quizá uno de los asuntos que más la han preocupado a la jefa de Estado de Gran Bretaña fueron las protestas que suscitó la gira de ocho días que los duques de Cambridge emprendieron a finales de marzo por el Caribe, en concreto por Belice, Jamaica y Bahamas. Uno de los muchos viajes internacionales que los Windsor están llevando a cabo este año con motivo del Jubileo de Platino de la Reina. Un sector de la población exigio que se pidieran disculpas y reparaciones al Reino Unido por la trata de esclavos que se llevó a cabo en el pasado.
