Harry y Meghan ya tienen fecha para su regreso a Europa: el 22 de abril en La Haya para la inauguración de los Juegos Invictus. Una presencia que viene a remarcar que ahora son ellos y no la Casa Real británica los que dicen cómo, cuándo y dónde; una idea que analizamos en el sexto y último episodio del podcast Harry y Meghan: jaque a la Reina. El deseo de la pareja de volar en solitario en parte vino motivado por esto, por el impulso de ser ellos mismos los que establecieran las reglas, gestionaran su imagen, sus causas, su agenda y sus apariciones. Los Sussex nunca dijeron que se marchaban para retirarse de la vida pública, todo lo contrario, la vida pública la están viviendo, pero ahora a su manera.
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En cuanto se ha confirmado la presencia de los duques de Sussex en los Países Bajos las reacciones no se han hecho esperar, algunos medios británicos cuestionan este viaje cuando solo han pasado dos semanas de su sonada ausencia en el servicio religioso que se celebró en el Abadía de Westminster en memoria del duque de Edimburgo. Entonces el príncipe Harry alegó no sentirse seguro en su país natal, es más, emprendió acciones legales contra el Ministerio del Interior británico, ya que él no goza de protección en el Reino Unido, pero tampoco permitieron –según él- que su equipo de seguridad privada pudiera acceder a la información de inteligencia necesaria para hacer su trabajo.
De este conflicto se desprenden varias reglas de la nueva vida de Harry: la seguridad de su familia es lo primero y no teme emprender acciones legales, ni contra los medios de comunicación ni contra los máximos órganos de un país cuya jefatura del Estado está ocupada por su abuela. Con la máxima de que él no eligió el riesgo, sino que lo heredó al nacer, el hijo de Carlos y Diana ha expresado, a través de sus abogados, las circunstancias que se tienen que dar para un regreso al Reino Unido. Hasta ahora ha hecho dos excepciones: fue al funeral de su abuelo y también al homenaje por el 60 cumpleaños de su madre. Las dos ocasiones tienen algo en común además de ser citas ineludibles, el Príncipe fue solo, es decir, él asume el riesgo, pero no expone a su familia.
Tampoco se puede obviar que la pareja no despierta tanta expectación en los Países Bajos como en el Reino Unido, aunque no han trascendido más detalles en torno a la seguridad de este viaje que sí se va a producir. Además los Juegos Invictus son el gran proyecto personal de Harry, al que le ha dedicado ocho años y lo único que le sigue conectando con el Ejército, ya que al salir de la Casa Real fue despojado de los honores y condecoraciones militares. Harry sirvió durante diez años en el Ejército británico, durante dos servicios estuvo en Afganistán y ha confesado que, tras una complicada adolescencia, fue allí donde encontró la felicidad. En definitiva, Harry no puede faltar a la competición que él mismo creo, además con su presencia (y la de Meghan) se asegura la máxima cobertura posible en medios de comunicación de todo el mundo. Así ocurrió en septiembre de 2017 cuando el Príncipe eligió hacer su primera aparición en público con Meghan en un partido de los Juegos Invictus que se celebraba en Toronto, ciudad en la que entonces vivía la actriz.
Los que sí han sido retirados de la vida pública son sus hijos, Archie y Lilibet, algo impensable en el Reino Unido; muestra de ello es que todos los nietos y bisnietos de Isabel II son caras conocidas y reconocibles dentro y fuera del país. Al principio, cuando los Sussex llegaron a los Estados Unidos y quizá todavía no habían trazado el camino a seguir, compartieron con una ONG de protección a la infancia un video de Archie por su primer cumpleaños. Esta imagen, tan nítida, ya no se ha vuelto a repetir, es más, Lilibet tiene 10 meses y solo circula una foto suya, la de la felicitación navideña, que sigue el patrón de que no se les reconozca, así suelen ser imágenes de perfil o otros retratos más artísticos. Esta retirada de la vida pública de sus hijos hubiera sido poco probable en el Reino Unido, de hecho, el secretismo en torno al nacimiento y al bautizo de Archie generó duras críticas y la caída en la popularidad de la pareja, ya que se valoró que esa ocultación rompía el pacto tácito que los contribuyentes tienen con el sostenimiento de la monarquía británica.
En el último episodio del podcast, titulado ¿Venganza o libertad?, también comparamos las dos entrevistas bomba que han sacudido a la Familia Real británica, la que dio Diana de Gales a la BBC en 1995 y la que dieron los duques de Sussex a Oprah Winfrey en el 2021. Madre e hijo quisieron establecer su verdad, su versión de lo sucedido dentro de la Casa Real, amparados en que hasta entonces habían sido silenciados, permitiendo así que la institución estableciera la narrativa en torno a ellos. Analizamos mensajes y propósitos, ¿qué finalidad tenía en cada caso sacudir los cimientos del Palacio de Buckingham?