El príncipe Harry y Meghan Markle han vuelto a pisar suelo europeo después de un largo tiempo sin hacerlo juntos, una visita que lógicamente generaba gran expectación por todo lo que rodea siempre a la pareja. Los duques de Sussex volaban primero desde Estados Unidos hasta Reino Unido para hacer una visita sorpresa a la reina Isabel II, desplazándose sin previo anuncio hasta el castillo de Windsor para ver a la soberana y encontrarse también con Carlos de Inglaterra. La pareja, que ha viajado sin sus hijos Archie y Lilibet, se trasladaba posteriormente a la ciudad de La Haya en Países Bajos para la inauguración de los Juegos Invictus que tendrá lugar el sábado, En su primera toma de contacto, acudían este viernes al estadio Zuiderpark acompañados por las autoridades locales y recibían una calurosa bienvenida de los allí presentes. Ambos se han mostrado muy sonrientes, saludando con la mano en el pecho y de forma afectuosa a las personas que se congregaban en el recinto.
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Meghan Markle, que lucía un bonito conjunto de traje de chaqueta y pantalón blanco con zapatos de tacón a juego, no ha querido perderse esta cita para apoyar a su marido en este evento tan especial e importante para él. En el impecable look de la duquesa de Sussex ha llamado la atención uno de los complementos, en este caso el reloj que llevaba puesto en la muñeca durante la recepción de hoy. Se trata del modelo Tank de Cartier, un diseño que sin duda le encanta y que también usó en su día la recordada Diana de Gales. Se trataría por tanto de un bonito homenaje de Meghan Markle a su suegra, con esta preciosa pieza que ella misma se compró cuando ya estaba comprometida con el príncipe Harry. Incluso se ha llegado a especular que podría haberlo heredado de la madre de su esposo, aunque este hecho nunca se llegó a confirmar del todo.
El regreso de los Duques por unos días al viejo continente ha venido además acompañado de cierto revuelo, después de que el hijo menor de Carlos de Inglaterra no asistiera hace dos semanas en Londres al homenaje a su abuelo. El nieto de Isabel II declinó volver entonces a su país aduciendo falta de seguridad, algo que no temía en este desplazamiento a Holanda con su esposa. De hecho, era hace muy pocos días cuando se confirmaba de manera oficial la presencia de la intérprete en la ceremonia que abrirá los Juegos Invictus. La competición internacional, que fundada por el propio Príncipe hace ochos años, arrancará su quinta y esperada edición que se disputa del 16 al 22 de abril. El duque de Sussex tenía enormes ganas de que llegara este momento tras el doble aplazamiento que han sufrido los Juegos a causa de la pandemia. Cabe recordar que Harry ya visitó esta ciudad holandesa en mayo de 2019 y fue a los pocos días de nacer Archie, el primer vástago de su matrimonio con Meghan Markle.
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En marzo de 2020, debido al imparable avance del covid-19 a lo largo y ancho del planeta, el hijo menor de Diana de Gales anunciaba con gran tristeza la suspensión de este proyecto que le hace sentir tan orgulloso. "Lamento mucho no haber podido hacer que siga adelante. Es una decisión muy difícil de tomar para todos nosotros", comunicaba entonces con pesar. Inaugurados en el 2014, los Juegos Invictus van dirigidos a militares veteranos de las fuerzas armadas y heridos de guerra, una cita inspirada en los Warrior Games americanos en la que durante varios días compiten aspirantes procedentes de una veintena de países. Acontecimiento donde, sobre todo, se pone énfasis en el poder del deporte como motor para la recuperación y la ayuda, tanto física como psicológica, a quienes padezcan cualquier tipo de discapacidad, lesiones incurables o enfermedades derivadas de los conflictos bélicos.
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Como decíamos, el castillo de Windsor en Londres ha sido la primera parada elegida por los duques de Sussex en su viaje a Europa. El príncipe Harry y Meghan Markle han hecho un alto en el camino visitando sin previo anuncio a Isabel II antes de viajar a La Haya, tal y como tenían previsto. La actriz no pisaba el viejo continente desde hacía dos años, cuando la pareja se desvinculó de la corona británica estableciendo su residencia en California (Estados Unidos). En su primera salida juntos de Norteamérica desde que el matrimonio abandonara la primera línea de la Familia Real en marzo de 2020, el hijo menor del príncipe Carlos se ha reencontrado con su padre y su abuela, aquejada esta de serios problemas de movilidad en los últimos meses que le han impedido acudir a tradicionales actos públicos como el servicio de Pascua celebrado el pasado jueves.
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