Se cumplen dos años de la salida del príncipe Harry y Meghan Markle de la Familia Real británica, un momento histórico de la monarquía que contamos en el nuevo podcast de ¡HOLA! 'Harry y Meghan: jaque a la Reina'. En este tiempo los duques de Sussex han completado con éxito sus planes de cambiar la inmovilista institución en la que nació el Príncipe por el sueño americano en el que nació Meghan. Juntos han cerrado contratos millonarios, se han posicionado de forma notable en los Estados Unidos y han continuado con el servicio público, una intención que al principio fue cuestionada por la propia Casa Real. Sin embargo, este proceso todavía tiene batallas por librar.
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Si algo han demostrado los Sussex es que su plan no era borrarse de la vida pública ni alejarse de los medios, su propuesta es la de ser ellos mismos los que gestionen su comunicación y establezcan su narrativa. Así que durante este tiempo han dado entrevistas a grandes estrellas de la televisión, como Oprah Winfrey, James Corden o Ellen Degeneres, y han ido revelando su verdad, pero todo no está dicho. A finales del 2022 Harry lanzará sus memorias, un libro "íntimo y sincero" centrado en su infancia y sus vivencias como miembro de la Familia Real. Las ganancias irán destinadas a obras de caridad y los efectos son imprevistos, ya que si algo hemos aprendido en estos últimos años es que cuando los Sussex "agitan sus alas" en Estados Unidos provocan un "terremoto" en el Reino Unido.
Otra de las batallas que libran los Sussex, especialmente Harry que es el que "heredó el riesgo", es la de su seguridad. Este año Harry, y sus abogados, emprendieron los movimientos para una revisión judicial ante la negativa del ministerio británico de permitirle pagar personalmente la protección policial cuando esté en el Reino Unido. Harry ha dejado claro que ni él ni su familia regresarán al Reino Unido sin protección y por eso se ofrece a pagarla –ya que la seguridad por parte del contribuyente se terminó para los Duques al salir de la Casa Real en marzo de 2020- sin embargo, esto supone un desafío para el Gobierno y para la Corona ya que la policía británica no puede ser contratada como si fuera un cuerpo de seguridad privado, mientras que el equipo que protege a los Sussex en los Estados Unidos no tiene capacidad para actuar en el Reino Unido ni acceso a información confidencial.
La posición de Harry y Meghan con respecto a determinados sectores de la prensa británica –no todos- ya es de sobra conocida. Los Windsor tenían la máxima de no quejarse, no dar explicaciones y no hablar sobre su vida privada, pero ellos no, ellos cuentan su verdad, hablan de su vida personal y son rápidos desmintiendo rumores o compartiendo su versión. La primera demanda contra un grupo editorial –cuando todavía estaban dentro de la Casa Real y por publicar el contenido de la carta personal que Meghan le envió a su padre- pilló a todos por sorpresa, pero la última ya no. Tras la victoria en ese proceso judicial, Harry acaba de demandar al mismo grupo de medios por supuestos ataques telefónicos y recopilación ilegal de información.
Otro asunto que sobrevuela en el aire es que ocurrirá con el título de duques de Sussex, que lo conservaron a modo de cortesía tras perder el de Altezas Reales. Esta polémica se arrastra desde que la pareja comenzó a incentivar el voto en Estados Unidos y también a abrir debates incómodos para la Casa Real. Esto genera una contradicción, ya que ponen en aprietos a la institución mientras hacen uso de un título otorgado por ellos. El debate de los títulos no termina aquí, ya que según el decreto que firmó Jorge V, abuelo de Isabel II, cuando el príncipe Carlos acceda al trono, Archie y Lilibeth, como nietos del soberano tendrán derecho a ser príncipes británicos. Este asunto no tiene fácil solución: por un lado, tal y como se concibe la monarquía en países democráticos en la actualidad, no tiene sentido tener príncipes británicos que no estén al servicio del país; pero, por otro lado, negar ese derecho (tendría que hacerse a través de un decreto real antes de la llegada oficial de Carlos al trono) podría tener consecuencias en la imagen del nuevo monarca.
El de los niños probablemente sea el tema más delicado. Los Windsor todavía no conocen a la hija pequeña de los Sussex, mientras que Archie está creciendo a ojos de la Reina a través de videollamada. La distancia no tendría que ser un problema, pero esto choca con ela negativa de Harry a llevar a su familia sin tener la protección que él considera necesaria en base a las amenazas racistas que asegura que su familia ha sufrido. Si bien es cierto que Harry ha ido al Reino Unido por el funeral del duque de Edimburgo y al homenaje por el 60 cumpleaños de Diana, cuando se trata de desplazarse con su familia su postura cambia.
Esto afectaría a las grandes celebraciones que están por venir, que, si bien son institucionales, también son familiares. Ese es el caso de los fastos por el 70 aniversario del reinado de Isabel II, un panorama que se repetirá cuando se produzca el inevitable relevo generacional. Es extraño pensar que en la coronación de un rey que tiene solo dos hijos, uno de ellos no esté presente, independientemente de que haya decidido que su vida no es la monarquía.