La duquesa de Cambridge ha iniciado este martes un viaje en solitario a Dinamarca que tendrá dos días de duración y cuyo objetivo es promover su trabajo con el Royal Fundation Center for Early Childhood. Un proyecto que lanzó en junio y con el que luchan para impedir que los más pequeños sufran durante sus primeros años de vida, algo que les marca para siempre. La esposa de Guillermo de Inglaterra ha visitado durante su apretada agenda la Lego Foundation PlayLab, que se dedica a construir un futuro en el que el aprendizaje a través del juego empodere a los niños para que se conviertan en personas creativas y comprometidos. Allí, dando muestra de su gran espontaneidad, nos ha regalado un gran momento. Durante el recorrido que ha hecho por las instalaciones, la Duquesa ha mostrando su lado más divertido, ha dejado salir a la niña que lleva dentro y, ni corta ni perezosa, ha optado por lanzarse por un tobogán. Sin parar de reir se ha deslizado por el tubo metálico y, aunque al ponerse en pie la velocidad con la que ha bajado y los tacones casi le juegan una mala pasada y pierde el equilibrio, seguro que será la envidia de sus hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis, cuando la vean.
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La duquesa de Cambridge aterrizaba a mediodía en el aeropuerto de Copenhague a bordo de un vuelo regular, donde ha sido recibida por la embajadora británica en Dinamarca, Emma Hopkins. Tras el saludo a las autoridades, la Duquesa tomaba un coche para poner rumbo la universidad de la capital danesa hacia el que ha sido su primer acto en el país escandinavo.
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La duquesa de Cambridge ha elegido un estilismo muy especial en su primer día en Dinamarca con un claro guiño al país anfitrión. Ha lucido una chaqueta en color rojo, confeccionada en falso tweed y corte cruzado con botones dorados de inspiración army, de la firma española Zara. La estrenó el pasado mes de junio en un evento muy distinto, como espectadora de un partido de la Eurocopa. Lo ha combinado con una blusa blanca de estilo romántico tipo cárdigan con cuello de minivolantes, de Me+Em, jugando con los colores de la bandera nacional danesa, que contrasta con los sobrios pantalones palazzo negros de tiro alto. La esposa del príncipe Guillermo ha encontrado el equilibrio perfecto entre la comodidad y la elegancia para enfrentarse a un día lleno de compromisos profesionales.
La primera parada del día, ha llevado a la Duquesa a la Universidad de Copenhague, donde ha visitado y se ha interesado por el Proyecto de Salud Mental Infantil de Copenhague (CIMPH), cuyo objetivo es promover a través de iniciativas y proyectos innovadores, el bienestar mental y las relaciones entre los niños, sus padres y las amplias comunidades que los rodean. Allí, ha sido recibida por Mette Skovgaard Vaever, directora del Centro de Intervención Temprana y Estudios Familiares, y otros científicos. En este viaje Kate Middleton quiere invertir el tiempo en aprender cómo Dinamarca ha creado una cultura propicia para el desarrollo de la primera infancia, específicamente cómo ha promovido el bienestar mental infantil junto con la salud física, y cómo aprovecha el poder de la naturaleza, las relaciones y el aprendizaje lúdico en los primeros cinco años de vida.
Durante su vista al CIMPH, la duquesa de Cambridge ha conocido también el Proyecto de compresión de su bebé, en el Museo de niños en Frederiksberg. Se trata de un programa educativo universal para padres, a nivel nacional, para ayudar a los sanitarios a identificar a los bebés que corren el riesgo de un desarrollo social y emocional adverso. Allí ha tenido la oportunidad de hablar con padres primerizos que se han beneficiado de este programa. Ha charlado animadamente con ellos y, con la cercanía que le caracteriza, no ha podido evitar mostrar su lado más maternal y sensible al hacerle carantoñas a uno de los bebés que la observaba desde los brazos de su madre.
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