Samantha Cohen, quien trabajó durante ocho años como secretaria privada adjunta de Isabel II en el Palacio de Buckingham, ha fichado por la oficina del primer ministro, Boris Johnson, en el número 10 de Downing Street. La excolaboradora real también trabajó mano a mano con Meghan Markle, durante año y medio para ayudar a los duques de Sussex en su marcha del Reino Unido. La conocida como la pantera, por su actitud luchadora, hará funciones de guardiana para lidiar con la crisis que acecha al Gobierno británico después de que se anunciara una investigación por las supuestas fiestas organizadas durante el confinamiento en la residencia oficial y lugar del trabajo del primer ministro. Cohen, que dejó Palacio en 2019, se hará cargo de la gestión de la agenda de Boris Johnson como directora de relaciones gubernamentales. Antes de recabar en Gran Bretaña, Samantha Cohen fue periodista y funcionaria en su Australia natal, antes de conseguir su primer trabajo en la Casa Real. Ella es la última incorporación de una serie de nombramientos que se han hecho tras conocerse este miércoles que Samantha Jones será la funcionaria de mayor rango de la oficina del primer ministro.
La Reina premió los leales servicios de Samantha Cohen nombrándola comandante de la Real Orden Victoriana en 2016. Sin embargo, la buena sintonía que tenía con la jefa del Estado se rompió con la irrupción de Meghan Markle en escena. Samantha decidió dejar su puesto en el Palacio de Kensington tras la salida de Melissa Touabti, otra de las colaboradoras cercanas a Meghan. Había estado al servicio del príncipe Harry de cara a su gran boda real, que tuvo lugar en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor el 19 de mayo de 2018. Su marcha acrecentó aún más los rumores existentes que aseguraban que era muy complicado trabajar con Meghan. Según la información publicada en varios medios británicos, la Duquesa se levantaba cuando vivía en Londres a las 4.30 horas para hacer yoga y a partir de las cinco de la madrugada empezaba a enviar correos electrónicos a su personal con peticiones muy concretas que solían repetirse cinco o seis veces al día.
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Samantha también fue conocida por pertenecer al grupo Palace Four, donde se encontraban cuatro de los trabajadores más cercanos a la duquesa de Sussex, que dejaron sola a Meghan en su batalla legal contra los tabloides. Los antiguos colaboradores no quisieron verse involucrados en la guerra de Meghan contra la editora de publicaciones Associated Newspapers y dijeron que simplemente cumplían sus funciones.. Los abogados de este grupo de empleados aseguraron en su declaración que “ninguno de nuestros clientes agradece su posible participación en este litigio, que ha surgido puramente como resultado del desempeño de sus funciones en sus respectivos trabajos y de la discreción requerida por la Casa Real”. Además, añadieron que “ninguno de ellos desea tomar partido en esta disputa. Nuestros clientes son todos absolutamente neutrales y no tienen interés en ayudar a ninguna de las partes del proceso. Su único interés es garantizar la igualdad de condiciones, en lo que respecta a cualquier prueba que puedan aportar”.
La nueva ‘guardiana’ del número 10 de Downing Street es madre de tres hijos y comenzó a trabajar en el Palacio de Buckingham en el año 2001 como oficial de prensa junior. Más tarde fue jefa de comunicaciones, secretaria privada adjunta de la Reina y una de las principales asistentes de la duquesa de Sussex. Desde su salida de la Casa Real, ha sido copresidenta de Cool Earth, una organización sin ánimo de lucro que lucha contra la deforestación y el cambio climático. Desde 2020 también ha sido directora ejecutiva del consejo de inversiones y empresas de la Commonwealth, que promueve el comercio en los 54 países de esta organización. El año pasado confundó Queen’s Green Caopy, una iniciativa de plantación de árboles lanzada para conmemorar el Jubileo de Platino de la Reina.