Dos años después del Megxit, la “guerra” que dejó a la Familia Real y a todo Gran Bretaña sin palabras, este es el resumen: los duques de Sussex viven el sueño americano sin renunciar a los símbolos reales, tienen toda la libertad, han creado una familia de cuatro y una fundación (Archewell) y son mucho más ricos, aunque también bastante menos queridos. Al menos en Gran Bretaña, donde su popularidad se ha ido desplomando.
De ser adorados a vivir horas de fama muy bajas. Más que el príncipe Carlos, señala la prensa inglesa, después de su divorcio de la princesa Diana (1996) cuando pasó de tener el apoyo del 82 por ciento al 41 por ciento; o de la propia Camilla, la mujer más odiada en Gran Bretaña durante décadas.
De príncipe amado a un mínimo histórico
La gran diferencia la marcó la entrevista con Oprah Winfrey en la que hubo declaraciones (que hicieron daño) y que han quedado en entredicho por contradictorias o inexactas; las críticas y acusaciones a su padre, el príncipe Carlos y a su hermano, Guillermo y la noticia de que está escribiendo sus memorias. También el propio hecho de que han dado más entrevistas que nunca para hablar de su vida cuando dijeron que querían una vida privada lejos de los focos. Asimismo, tampoco han ayudado los contratos millonarios que han firmado, más allá de conseguir enmarcar su activismo dentro de un marco humanitario.
Son muchos los británicos que ya no reconocen a Harry, el príncipe que ha pasado de estar casi a la altura de su abuela, la Reina -la más popular seguida de los Duques de Cambridge- a alcanzar un mínimo histórico.
En Julio de 2019, la revista Time los incluyó entre las 25 personas más influyentes, pero las encuestas de opinión -la mayoría realizadas por YouGov- indican un escenario muy diferente ahora.
Harry y Meghan arrasan entre los jóvenes
Harry ha tenido una caída de 50 puntos en los índices de aprobación. Del 81 por ciento cuando anunció su compromiso (noviembre 2017) al 31 por ciento. Tampoco sale bien librada Meghan. En otoño de 2020, el 40 % de las personas tenían una opinión positiva de ella, pero esa cifra habría caído hasta el 26%.
Aunque hay otra lectura importante. Cuando la encuesta de YouGov se divide en grupos de edad, Harry y Meghan arrasan entre los jóvenes (el futuro) y se sitúan como favoritos. Asimismo, diferentes encuestas, entre ellas la de The Economist/YouGov y de Morning Consult, también han revelado que, a diferencia de Reino Unido, en EEUU cuentan con un gran respaldo y que, de alguna forma, más en el caso del príncipe, la entrevista con Oprah les ayudó a posicionarse mejor.
Es un hecho, al otro lado del Atlántico van ganando protagonismo a la vez que una verdadera fortuna. En tiempos de pandemia, y, a pesar de tener mucho en su contra, el matrimonio no sólo ha logrado con creces la independencia financiera que buscaba, sino que ha conseguido una fortuna.
Multiplicando su fortuna
Harry y Meghan han demostrado una gran habilidad en los negocios firmando contratos millonarios. El espíritu empresarial está ligado a la duquesa desde que era niña, también los conocimientos financieros -se lo contó ella misma al presentador Andrew Ross Sorkin- y todo es posible en su mundo.
Aunque empezaron su nueva vida con sus ahorros reducidos, después de comprar su mansión por 12 millones de euros -que ahora querrían vender- en Montecito, condado de Santa Bárbara; pagar los gastos de la reforma de Frogmore Cottage, Windsor -2,7 millones; y asumir los gastos de seguridad, los duques han ganado mucho dinero.
La lluvia de lucrativos contratos ha sido incesante desde que se instalaron en California. Ficharon por Harry Walker, la empresa de “oradores” que dan conferencias por cantidades astronómicas y trabaja con los Obama, los Clinton y grandes estrellas del deporte y del cine. Han firmado con Netflix , el mayor gigante de la transmisión de TV por una cifra que rondaría los 100 millones de euros y se cree que hay dos series en marcha. La animada, Pearl en la que Meghan ejerce como productora ejecutiva; y, Heart of invictus, el gran proyecto documental de Harry sobre los juegos que creó. Tienen un acuerdo con Spotify por alrededor de 20 millones de euros, aunque, de momento, solo han subido un capítulo de bienvenida (diciembre de 2020). Y, además, diversificando su dinero, también se han arriesgado a unirse como “socios de impacto” e inversores a Ethic, una compañía de tecnología financiera que promueve la inversión en proyectos sostenibles, éticos e igualitarios.
Muchos intereses en común, pero también sus propios negocios y proyectos
Los duques de Sussex tienen muchos intereses en común, pero también sus propios negocios y proyectos.
Meghan se estrenó como escritora con un libro para niños , titulado The Bench, que se posicionó entre los más vendidos de EEUU; y ha invertido en Clevr Blends, una empresa liderada por mujeres que elabora cafés con leche de avena instantáneos. Una iniciativa y una marca que su amiga Oprah impulsó ante las cámaras demostrando lo fácil que era preparar la bebida y diciendo que era deliciosa.
Asimismo, Harry se unió a Oprah Winfrey para una serie sobre la salud mental emitida en Apple TV -no se hicieron públicas las cifras del acuerdo- y fichó como director de impacto de BetterUp. Startup de Silicon Valley que ofrece coaching y asistencia en salud mental. También está ultimando su autobiografía que publicará con Penguin Random House. El libro saldrá al mercado a finales de este año y habría recibido 17 millones de euros de adelanto, aunque la propia editorial adelantó que donará las ganancias a los proyectos de caridad con los que colabora Archewell. Fundación que crearon, en abril de 2020, en homenaje a su hijo Archie, y que está enfocada en avanzar las soluciones que el mundo más necesita, aunque se abre camino con dificultad. Los ingresos podrían mejorar. Según Daily Mail, en el último año, apenas logró recaudar 50.000 dólares en donaciones. Suma que, no llegó a pagar los costes legales necesarios para disolver oficialmente Sussex Royal Foundation, después de que la reina les prohibiera usar la marca royal.
Pero esto no es todo, el periódico Daily Mail descubriría estos últimos días que el príncipe Harry y Meghan habrían creado once nuevas empresas y un fideicomiso en Delaware, con la idea de seguir ampliando sus horizontes en USA. El estado está considerado como un ‘paraíso fiscal’ en territorio norteamericano -tiene más compañías y negocios que ciudadanos- al ofrecer un impuesto de sociedades muy bajo. Delaware, entre otras ventajas, no grava las transacciones comerciales, no impone el impuesto a la herencia y las tasas que afectan a la renta de las personas físicas son ínfimas.
Estas once empresas gestionan sus derechos de imagen, sus publicaciones, sus proyectos… y alguna de ellas ha sido bautizada con un guiño sentimental a lugares, momentos o personas queridas. Entre ellas, Orinoco Publishing LLC, que alude a Orinoco Flow, una de las canciones favoritas de la princesa Diana.
Aunque les queda muchísimo para alcanzar el patrimonio neto de Isabel II (500 millones de dólares, según Forbes), es un hecho que abandonar la corona ha sido un gran negocio. Todo va sobre ruedas para los duques de Sussex. Y el año 2022, si la pandemia lo permite, sigue prometiendo muchísimo. También que regresen a Inglaterra con sus hijos. La familia paterna no ha visto a Archie desde finales de 2019 -dejó Inglaterra con seis meses-; y a la pequeña Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, nacida el 4 de junio de 2021, todavía no la conocen.