Isabel II celebra este año su Jubileo de Platino, o lo que es lo mismo, sus 70 años en el trono británico. Una fecha histórica que debería haber dado lugar a un año lleno de celebraciones y felicidad para la Monarca pero, lejos de eso, se está viendo empañada por la cantidad de problemas que no dejan de surgir en torno a la Familia Real británica y los continuos quebraderos de cabeza a los que la Reina se tiene que enfrentar para tratar de preservar la imagen de una, cada vez más, cuestionada Corona inglesa. Eso unido al delicado estado de salud de la Reina en las últimas fechas, harán que, sin duda, Isabel II no olvide este histórico año, pero por motivos muy alejados a los que debería.
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Una de las últimas preocupaciones que se han sumado a la larga lista que ya tenía la Reina está relacionada con el príncipe Harry, con el que parece que no cesan los desencuentros. El hijo mejor de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales se está planteando emprender acciones legales contra el gobierno británico por la decisión de eliminar su seguridad policial del Reino Unido ya que considera que es "inseguro" para su familia regresar a su país sin ella. Los abogados del duque de Sussex, quien renunció a sus deberes reales hace dos años, escribieron una carta de "protocolo de acción previa" al Ministerio del Interior indicando que buscarán una revisión judicial si el Príncipe y su familia no cuentan con seguridad continua mientras están en Gran Bretaña.
A través de un comunicado, el príncipe Harry hacía referencia a que otras personalidades que han abandonado sus cargos públicos y todavía reciben protección policial. También insistió en que el coste del servicio correría de su cargo, no de los contribuyentes británicos. Si el caso continúa, conducirá a una batalla en el Tribunal Superior. Un nuevo disgusto para Isabel II ya que sería la primera vez que un miembro de la Familia Real pone una denuncia contra el Gobierno de la Reina.
El príncipe Harry argumenta que su equipo de protección privada en Estados Unidos no tiene la jurisdicción adecuada en el extranjero, ni acceso a la información de inteligencia del Reino Unido que se necesita para mantener a salvo a su mujer y a sus dos hijos, Archie y Lilibeth. Desde el Palacio de Buckingham no se han pronunciado al respecto ya que la decisión del uso de protección policial recae directamente en la Metropolitan Police y la Home Office. De hecho, varios miembros de la Familia Real no cuentan con protección policial local a tiempo completo, a pesar de haber estado en riesgo en algún momento.
Otro dolor de cabeza adicional para la Soberana es que, tras anunciar el pasado jueves desde el Palacio de Buckingham que retiraba todos los honores militares y patronatos reales al príncipe Andrés y que ya no podría usar el título de "Alteza Real", ni volver a representar a la Familia Real, ahora se le ha abierto un nuevo frente. La decisión la tomó con gran pesar, puesto que se trata de su hijo favorito, y fue una medida necesaria para tratar de mantener a la Corona a salvo del escándalo por la denuncia por abusos que un juez de Nueva York ha ratificado en contra del Príncipe. Pese a todo, seguía manteniendo el título de duque de York. Tan solo unas horas más tarde del comunicado de Palacio, un concejal de dicha ciudad, situada al norte de Inglaterra, solicitaba despojarle del ducado de esa localidad, uno de los más prestigiosos de la nobleza inglesa y que tradicionalmente suele llevar el segundo hijo varón del monarca. En el caso del príncipe Andrés, además es el nombramiento por el que le conoce gran parte de la opinión pública.
Pero esto es un suma y sigue para la Reina, que además está aquejada de problemas de salud desde hace un par de meses, que añade un nuevo quebradero de cabeza. La seguridad del Palacio de Holyroodhouse, su residencia en Escocia, tras el intento de allanamiento de esta Navidad en Windsor. En estos momentos, la Casa Real está reclutando activamente a un nuevo guardia de seguridad para el Palacio Real escocés. El solicitante debe ser "receptivo y tomar la iniciativa", además de sentirse cómodo con "las alturas y los espacios reducidos". Esto ocurre solo un mes después de un incidente en el que un hombre fue arrestado en los terrenos de la residencia real de Windsor el 25 de diciembre.
La Reina, de 95 años, se llevó un gran susto cuanto estaba celebrando el día de Navidad con el Príncipe de Gales, de 73 años, y la Duquesa de Cornualles, de 74, cuando un hombre de Southampton fue arrestado bajo sospecha de "violación o traspaso de un sitio protegido" y posesión de un arma ofensiva, según explicó la policía. La Monarca intenta que este suceso no vuelva a repetirse en ninguna de sus residencias para poder descansar tranquila, por lo que busca reforzar la seguridad para tratar de encontrar la paz y disfrutar, por fin, del que debería ser un año para el recuerdo y no para el olvido.