El príncipe Andrés afronta una semana crucial en el juicio por el Caso Epstein. Virgina Giuffre, Roberts de soltera, le acusa de haber mantenido relaciones sexuales con ella cuando era menor de edad y se encontraba dentro de la red de Jeffrey Epstein. Hace tan solo unos días se hacía público un acuerdo confidencial de 2009 según el cual el millonario estadounidense habría pagado más de 400.000 euros a la demandante para que retirara la denuncia. Los abogados del duque de York esperan que el documento sirva para desestimar las acusaciones y pueda así librarse del juicio. Todo un engranaje legal del equipo jurídico del hijo de Isabel II que conlleva una serie de gastos asociados. Según publica The Mirror, Andrés de Inglaterra estaría tratando de vender su chalé en la localidad suiza de Verbier, valorado en más de veinte millones de euros, para afrontar los costes legales mientras sigue trabajando para luchar contra la demanda que tiene interpuesta. Con la operación conseguiría liquidez después de que se supiera que la Reina no pagará los honorarios de sus abogados.
Se da la circunstancia de que esta misma semana Sarah Ferguson viajó a esta ciudad helvética con sus hijas y sus yernos y que se habría alojado en la polémica vivienda. El Príncipe y su exmujer adquirieron la casa de siete habitaciones ubicada en el lujoso resort de lujo de Verbier en 2014. Desde el año pasado está en venta ya que necesita dinero para poder afrontar los reclamos de Giuffre, que siempre ha negado. El juicio está todavía en el aire a la espera de que el juez estadounidense Lewis Kaplan decida si se sienta en el banquillo de Nueva York después de que saliera a la luz el acuerdo de confidencialidad que Virginia firmó con Epstein en 2009 y por el que retiraría la denuncia a cambio de dinero. Si el magistrado decide ir adelante con la causa y el duque de York pierde, tendría que abonar más de 3,5 millones de euros a la víctima. El juicio es la última opción para el príncipe Andrés que incluso está tratando de llegar a un acuerdo extrajudicial con Virginia para evitarlo. The Mirror también asegura que la soberana británica tampoco ayudará a su hijo en caso de que finalmente prospere el pacto financiero para sortear el juicio, que afectaría de manera notable a la reputación de la monarquía inglesa. El hermano del príncipe Carlos ocupa en la actualidad el noveno puesto en la línea de sucesión al trono.
- El príncipe Andrés, nombrado por primera en el juicio del caso Epstein
El pasado septiembre, los duques de York acordaron con un acaudalado inversor europeo venderle la casa de Suiza. Sin embargo, la compra no se completó y ahora urge su venta. El chalé ha estado envuelto en la polémica ya que aún se debían 8 millones de euros a la antigua propietaria, la socialité millonaria francesa Isabelle de Rouvre, que aunque reclamó a la justicia, en un primer momento, el pago de la deuda, finalmente desistió al ver que había un potencial comprador para la casa. Se cree que cuando finalmente se venda este edificio, el duque de York no será titular de ningún bien inmueble.
Si se llega a celebrar la vista, es posible que los abogados de Virginia Giuffre quieran que declaren además de Sarah Ferguson y sus hijas otros miembros de la Familia Real. El Príncipe, de 61 años, siempre ha negado las acusaciones alegando que no recuerda haber conocido a la víctima, a pesar de que hay una imagen de ellos juntos. Lo que también parece muy difícil es que vuelva a la vida pública, de la que se retiró hace ahora algo más de dos años, después de conceder una entrevista en el programa Newsnight de la BBC en la que intentó, sin éxito, arrojar luz sobre su relación con Epstein. Emily Maitlis, la periodista que lo entrevistó, ha asegurado que nunca pensó que el programa tendría “tanto impacto” y que sus preguntas tuvieran un papel tan importante en el juicio. También ha recordado que antes de la emisión había hablado con el Príncipe y su equipo sobre qué se diría. “La intención no era acorralarlo sino tener su versión de la historia. Así que era una parte importante de mi trabajo dejarle hablar. Por extrañas que fueran las respuestas que dio. Estaba especialmente convencido de que tenía su coartada: acudió a una fiesta infantil y fue a la inauguración de una pizzería”, según declaraciones de la presentadora en la BBC.