Esta Navidad va a ser muy diferente para Isabel II. Será la primera sin su marido, Felipe de Edimburgo, que murió el pasado 9 de abril a los 99 años. Fue su compañero de vida durante más de siete décadas y se convirtió en su mejor vasallo. Juntos afrontaron juntos todo tipo de visicitudes institucionales y también familiares. Una marcha que se produjo después de que durante el último año de vida del Duque el matrimonio estuviera muchísmo tiempo junto debido a la pandemia que ha provocado el coronavirus. La Reina y su marido pasaron el confinamiento en el Castillo de Windsor. Los dos eran personas de alto riesto por su avanzada edad, así que de alguna manera el encierro les sirvió para recuperar el tiempo perdido, dar paseos y cenar en pareja. Decir adiós a la persona a la que ella misma definió como su “fortaleza” ha sido, sin duda, lo peor de este año, pero aún así también ha tenido que afrontar una serie de problemas que han hecho que el 2021 se haya convertido en uno de los peores ‘annus horribilis’ de todo su reinado. Los problemas judiciales del príncipe Andrés por su presunta implicación en el Caso Epstein, los escándalos de la fundación del príncipe de Gales, la caída de los ingresos de sus residencias por el descenso del turismo a causa de la Covid, la entrevista de los duques de Sussex respondiendo sin tapujos a las preguntas de Oprah Winfrey y sus propios problemas de salud que la obligaron a frenar en seco su frenética agenda a finales de octubre, han convertido los últimos doce meses en una pesadilla.
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Adiós al amor de su vida
El pasado 9 de abril, la Casa Real anunció en un comunicado que “con profundo dolor” Su Majestad anunciaba la muerte de su “amado esposo”, que falleció en el Castillo de Windsor. El triste final se produjo unas semanas después de que hubiera estado ingresado en los hospitales King Edward VII y St. Bartholomew’s Hospital. El esposo de la soberana, que hubiera cumplido en verano 100 años, fue tratado de una infección y operado de un “problema preexistente”: Su funeral no fue de Estado y se celebró en Windsor siguiendo escrupulosamente las directrices que él había dicho en vida. Seis meses tardó la soberana en hablar en público del hombre de su vida y lo hizo en la solemne apertura de la sexta sesión del parlamento escocés donde evocó los “muchos recuerdos felices que el príncipe Felipe y yo siempre hemos vivido aquí”.
- La agenda pública de Isabel II, en el punto de mira tras su último susto de salud a los 95 años
El príncipe Andrés y su implicación en el ‘Caso Epstein’
Desde hace más de dos años, la sombra del Caso Epstein acecha al príncipe Andrés, tercer hijo de Isabel II. En noviembre de 2019, el duque de York anunció su retirada de la vida pública, días después de que concediera una entrevista en la televisión en la que intentó sin éxito arrojar luz a su polémica relación con el millonario estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por tráfico sexual de menores. Lejos de disiparse y a pesar de que Scotland Yard dejó de investigar a Andrés de Inglaterra, lo cierto es que ya prepara su defensa legal con un escuadrón de abogados para hacer frente al juicio que se celebrará dentro de un año en Estados Unidos después de que Virginia Giuffre interpusiera una demanda en la que aseguraba que cuando ella era menor de edad estuvieron en el club nocturno Tramp de Londres antes de mantener relaciones íntimas no consentidas en la mansión londinense de Epstein. La abogada de la demandante ha pedido que tanto Sarah Ferguson, exmujer del Principe, como su hija Beatriz sean llamadas a declarar ante el tribunal. Mientras, el Duque está trabajando para que el juez desestime la querella y no tenga que hablar en sede judicial.
El escándalo de la Fundación del Príncipe Carlos
Los últimos meses del año, la Fundación del príncipe Carlos se ha visto en el centro de todas las miradas y ya se ha cobrado su primera víctima. En septiembre salió a la luz un presunto trato de favor y tráfico de influencias que se habría ejercido desde la entidad hacia el magnate saudí Mahfouz Marei Mubarak para que consiguiera el título de caballero y la ciudadanía británica. Un escándalo del que se desvinculó el heredero al trono alegando que “no tenía conocimiento de la supuesta oferta realizada para lograr una donación a sus organizaciones benéficas”. Sin embargo, el pasado noviembre, la crisis hizo dimitir de forma definitiva al director ejecutivo de la entidad y hombre de confianza del primogénito de Isabel II, Michael Fawcett. Cuando se conoció la noticia, el pasado septiembre, Fawcett renunció, aunque lo hizo de manera temporal a la espera de las conclusiones de las investigaciones. Las donaciones de varios millones de libras provocaron las sospechas, especialmente las provenientes del magnate saudí, que donó 1,3 millones de euros. La alarma saltó a raíz de una carta que Fawceet escribió a Mahfouz donde le agradecía su generosidad y en la que le informaba que estaba dispuesto a presentar una solicitud para nombrarle caballero, algo que desconocía el príncpie Carlos. Fue entonces cuando la Fundación tomó cartas en el asunto e inmediatamente después ordenó una investigación. Semanas más tarde, el príncipe Harry se ha desvinculado del escándalo y aseguró que en 2015 ya "expresó su preocupación" por los donativos que hizo este millonario saudí.
Caída de los ingresos de sus residencias por falta de visitantes
El descenso del turismo no solo en Reino Unido, sino en todo el planeta derivado por la pandemia supuso un duro golpe para las arcas de Isabel II. La monarquía británica consigue pingües beneficios con la apertura al público de sus residencias reales. Así por ejemplo, el precio de la visita guiada general al Palacio de Buckingham es de 35 euros en la que el turista pude ver algunos de los salones más representativos. Debido a la pandemia, la propiedad más emblemática de la monarquía inglesa no abrió sus puertas hasta el pasado abril. Tener cerradas durante un año las visitas al público ha hecho que los ingresos hayan descendido drásticamente. Precisamente, Buckingham abrió sus puertas a finales del siglo XX cuando en 1992 un devastador incendio arrasó gran parte del Castillo de Windsor. Los daños causados provocaron pérdidas millonarias y 115 habitaciones destruidas. Para hacer frente a los costes de las obras, Isabel II decidió abrir al público por primera vez en la historia el Palacio de Buckingham, la que ha sido durante muchos años su residencia habitual.
Los duques de Sussex y su explosiva verdad
En marzo, los duques de Sussex concedieron una entrevista que ya es parte de la historia. Una charla sin censuras que concedieron a su gran amiga, la presentadora estadounidense Oprah Winfrey. Meghan, embarazada de su segunda hija, no se cortó a la hora de hablar de todo y de todos. Abordó su comentada relación con su cuñada, la duquesa de Cambridge. Reveló que no fue ella quien hizo llorar a Kate sino mas bien “todo lo contrario”. Contaron que se casaron tres días antes de la ceremonia oficial en secreto, que hubo conversaciones sobre cómo de oscura sería la piel de Archie cuando naciera, que la Firma (término usado para hablar de la Casa Real británica) no la brindó su ayuda cuando recién casada con Harry y embarazada de su primer hijo se vio sobrepasada por los acontecimientos y vio peligrar su salud mental e incluso dijo que en aquella época “no quería seguir viviendo”. Harry también habló de la relación de su hermano que estaba yendo por “caminos diferentes” y otras perlas que la Familia Real encajó con tristeza. “Toda la familia está apenada al conocer hasta qué punto han sido difíciles los últimos años para Harry y Meghan. Los temas que se han tratado, sobre todo en el aspecto racial, son preocupantes. A pesar de aque algunos recuerdos de lo ocurrido pueden variar, se toman muy en serio y se tratarán de manera privada por la familia. Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia”, rezaba un comunicado de Buckingham. Fueron noventa minutos de declaraciones explosivas una detrás de otra, que después fueron matizadas por algunos de los implicados. Así, el arzboispo de Canterbury se pronunció al respecto y confirmó que la boda legal, en la que se firmó el acta matrimonial, fue la que se televisó a todo el mundo. También el apoyo económico que supuestamente el príncipe Carlos retiró a su hijo y a su nuera fue puesto en entredicho.
Una Reina obligada a descansar
A finales de octubre, Isabel II suspendió un viaje a Irlanda del Norte por recomendación médica. Su frenética agenda se paró en seco para poder descansar después de haber pasado una noche en el hospital. Nada de viajes, vida sosesgada y tareas livianas de despacho para la soberana que hasta ahora no había dado síntomas de agotamiento a pesar de tener 95 años. Desde entonces se han introducido algunos cambios. Acudirá siempre acompañada por un miembro de la Familia Real para que en caso de indisposición el acto no tenga que suspenderse y se han priorizado las audiencias y encuentros por videollamada. Pero también sus aficiones y rutinas más privadas se han visto afectadas. Se la ha desaconsejado pasear a sus perros, ver la televisión hasta tarde o montar a caballo, una práctica que seguía haciendo a pesar de ser nonagenaria.
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