Ghislaine Maxwell, de 59 años, exnovia y amiga de confianza de Jeffrey Epstein, que está acusada de ser cómplice del empresario en la oscura trama de explotación y abuso continuado de menores y a la que las autoridades la señalan como responsable de organizar las citas entre las jóvenes y hombres ricos e influyentes, se sentó este martes en el banquillo de los acusados en Nueva York. El magante, de 66 años, fue arrestado el 7 de julio de 2019 por delitos sexuales e imputado por crear una red de tráfico de menores y que se quitó en prisión el 10 de agosto del mismo año mientras esperaba el juicio. Durante el trascurso de la segunda jornada de la vista de Maxwell, el juez llamó a testificar a Larry Visoski. El que fuera piloto personal del multimillonario y que voló más de mil veces junto a él y a Ghislaine, entre los años 1991 y 2019, explicó que vio en el jet privado de Epstein a varias personalidades importantes, entre los que citó a los expresidentes de los Estados Unidos Donald Trump y Bill Clinton y al príncipe Andrés. Se trata de la primera vez que sale el nombre del tercer hijo de Isabel II en el juicio.
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El avión que pilotaba Larry era el lugar donde, presuntamente, tenían lugar regularmente los abusos a las menores, razón por la que se conocía al vuelo como el “Lolita express”. En el caso del duque de York, Visoski no pudo decir con certeza las fechas de cuando lo vio dentro de la aeronave, solo que lo hizo en varias ocasiones, sin poder dar más datos al respecto. Visoski afirmó que, aunque observó a personas a bordo del aparato, jamás fue testigo de ninguno de esos actos contra las jóvenes. Asimismo, el piloto señaló que aunque la puerta de la cabina siempre estaba cerrada, el multimillonario nunca le advirtió de que se quedara sin salir de ella durante los vuelos y que incluso lo animó a utilizar un baño cerca de la parte trasera del avión que le obligaba a pasar por delante de los sofás del avión. Visoski añadió que nunca vio a ningún niño en sus aviones que no estuviera acompañado por sus padres, según informa AFP.
Aunque en un primer momento las informaciones indicaban que Ghislaine trataría de proteger a sus influyentes amigos, parece que ha abandonado esa táctica ya que fue su abogado, Christian Everdell, el primero en dejar caer el nombre del príncipe Andrés en el juicio, preguntando de manera directa al piloto si había visto al duque de York en ese vuelo. En cuanto a Trump, quien conoció a Epstein en la década de los 90, cuando ambos eran empresarios de éxito, el piloto detalló que lo transportó "más de una vez". Cuando el abogado de Maxwell le preguntó si el exmandatario viajó con su familia, Visoski dijo que no lo recordaba. No obstante, añadió: "Ciertamente recuerdo al presidente Trump". Por su parte, Bill Clinton afirmó en el mes de julio que estuvo a bordo del aparato en 4 ocasiones pero que "nunca tuvo conocimiento de los terribles delitos" de Epstein, tal y como explicó en un comunicado el portavoz del expresidente, Angel Ureña.
Hablando de Ghislaine Maxwell, el piloto afirmó que la consideraba como la "número dos" de Epstein y que ella llamaba a menudo para programar sus vuelos. La línea de interrogatorio estaba en el contexto del papel de la mujer en la organización de la vida del empresario. Christian Everdell, abogado defensor, sostiene que ella es inocente y que solo la acusaron porque Epstein murió. Por su parte, Maxwell ha negado enérgicamente cualquier irregularidad y declaró ante el tribunal en una audiencia reciente: "No he cometido ningún delito".
El pasado mes de octubre, el príncipe Andrés consiguió un respiro judicial ya que Scotland Yard decidió no investigarle más en relación a su implicación en el caso Epstein. Una decisión que se tomó despues de que la Policía de Londres hubiera revisado varios documentos a petición de Virginia Giuffre, quien ha tomado acciones legales contra el hijo de Isabel II tras alegar que se vio obligada a mantener relaciones con el Príncipe en la casa de Ghislaine Maxwell en Londres y en las propiedades del magnate en Nueva York y en Little St James, su isla privada del Caribe, cuando tenía 17 años, dentro de la red de tráfico sexual del millonario estadounidense. A pesar del sobreseimiento, el exmarido de Sarah Ferguson, de 61 años, aún se enfrenta a una demanda civil en Estados Unidos. Andrés de Inglaterra siempre ha negado rotundamente las acusaciones y su equipo legal, que recientemente ha sido ampliado, están tratando que la causa se desestime al otro lado del océano.