A sus noventa y cinco años, Isabel II goza de una perfecta mala salud de hierro. La Reina de Inglaterra no pudo asistir a los actos por el Día del Recuerdo debido a un dolor en la espalda, pero, pocas horas después, la soberana reanudó su agenda de compromisos oficiales, en el castillo de Windsor, y, este fin de semana, asistió al doble bautizo de sus bisnietos, nacidos con solo un mes de diferencia: August Phillip Hawke, hijo de la princesa Eugenia de York y Jack Brooksbank, que ocupa el puesto número nueve en la línea de sucesión al Trono, y Lucas, hijo de Zara Phillips y Mike Tindall, que ocupa el décimo lugar.
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Las nietas de la Reina se pusieron de acuerdo y celebraron el bautizo de sus bebés en Windsor para así facilitar la presencia de la monarca, que, por el momento, no saldrá del castillo. Se trató de una ceremonia privada en la capilla de Todos los Santos, de la residencia real, una de las preferidas de Isabel II. Por eso, por el momento, solo se han podido ver imágenes de los invitados llegando al castillo y no han trascendido muchos más detalles.
La reaparición de la Reina, con un llamativo conjunto verde pistacho, ha tranquilizado a los británicos, tras unas semanas de inquietantes noticias sobre la salud de la soberana.