Hace unos días, en Nueva York, ya daba a entender, con su imagen, que era una nueva Meghan y así lo ha demostrado. Ocho meses después de conceder su polémica entrevista a Oprah Winfrey, ha vuelto a la televisión y lo ha hecho de una forma muy distinta. Si en su primera entrevista tras su salida del Reino Unido apareció de la mano de Harry y contó los difíciles momentos que había vivido con la Familia Real, en esta ocasión, acudió en solitario al programa de Ellen DeGeneres y se mostró relajada y, sobre todo, muy divertida. La duquesa de Sussex reveló que, antes de que se conociera su relación, salió una noche de Halloween disfrazada con Harry y nadie los reconoció, y habló de sus comienzos como actriz, recordando que tenía un antiguo coche al que no le funcionaban las puertas: “Me metía por el maletero y gateaba hasta el asiento del conductor”.
Pero la cosa no quedó ahí: se prestó a hacer una broma de cámara oculta. A las órdenes de Ellen, Meghan dejó con la boca abierta a unos vendedores situados cerca del estudio de grabación. La presentadora le decía que se comportara de forma extraña y, en su delirante actuación, hizo sentadillas, bebió de un biberón, comió como una ardilla y entonó una canción.