Eugenia de York y su marido, Jack Brooksbank, están viviendo una montaña rusa de emociones. A la alegría de bautizar a su hijo August, en un ceremonia en la que también se cristianó a Lucas el hijo de Zara y Mike Tindall, se ha sumado la pérdida, solo unos días antes del suegro de la Princesa, de 72 años. A pesar de la muerte del pequeño, la pareja quiso continuar con la celebración, a la que acudió la Reina. La familia ha querido hacer una homenaje a George Brooksbank con una conmovedora dedicatoria en su esquela publicada en la prensa. “Brooksbank, George. Murió el 18 de noviembre. Amaba todas las cosas buenas de la vida, pero especialmente a su esposa, amigos, hijos, nuera y nietos. Cremación familiar privada. Se anunciarán los detalles a su debido momento”, reza el texto aparecido en el Daily Telegraph.
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La conmovedora referencia a los nietos se ha producido después de que George pudiera conocer a su nieto August, que vino al mundo el pasado febrero. El suegro de la princesa Eugenia arrastraba las secuelas del coronavirus. El año pasado pasó varias semanas en la UCI, algunas de ellas con respirador, y se llegó a temer por su vida. Aunque pudo salir del hospital nunca se llegó a recuperar del todo. Entonces su nuera agradeció muy emocionada los cuidados del personal de la red sanitaria británica del hospital Royal Brompton que le atendieron. “Solo quería agradecer enormemente a todos los trabajadores del hospital lo que han hecho para salvar la vida de mi suegro”, dijo la hija de los duques de York. El propio George también agradeció la implicación en sus cuidados de la plantilla hospitalaria.
A pesar de la triste pérdida, tanto Eugenia como Jack decidieron seguir con los planes de bautizar a su pequeño en la capilla de Todos los Santos del Castillo de Windsor. Además de la Reina, bisabuela del bebé, se cree que acudieron el príncipe Andrés y Sarah Ferguson, sus abuelos, y otros miembros de la realeza como los duques de Cambridge. Se desconoce si Nicola, la madre de Jack, tuvo las fuerzas necesarias para acudir a la ceremonia tras fallecer su marido. George Brooksbank y su esposa, que también se infectó pero de manera más leve, dividían su tiempo entre su casa del sur de Londres y la ciudad francesa de Burdeos.
La que no se perdió el primer sacramento de sus bisnietos a pesar de los últimos achaques de salud fue Isabel II, que eligió para la ocasión un elegante traje verde a juego con su sombrero. Con su presencia, no solo participó en el gran acontecimiento familiar sin que quiso arropar a su nieta Eugenia y a su marido en un momento tan agridulce. A finales de octubre la soberana británica canceló un viaje a Irlanda del Norte, tras pasar la noche en el hospital y someterse a unas pruebas “preliminares”. Después, sus médicos la aconsejaron que descansara durante unas semanas y que frenara su intensa agenda institucional. También se perdió la Cop26, la cumbre contra el cambio climático de Glasgow. Se ausentó del festival del Recuerdo en el Royal Albert Hall y del Día del Armistició que tuvo lugar el pasado 14 de noviembre.