Eugenia de York y su marido, Jack Brooksbank, han vivido un fin de semana inolvidable. La pareja bautizó a su hijo August en la capilla de Todos los Santos de Windsor, en una ceremonia en la que también recibió las aguas bautismales Lucas, el hijo de Zara y Mike Tindall. La Princesa y la hija de la princesa Ana tuvieron el privilegio de contar con la presencia de Isabel II en el acontecimiento familiar, a pesar de que hace una semana la soberana se ausentó en el último momento de los actos con motivo del Día del Recuerdo por una lesión en la espalda. Sin embargo, la alegría de Eugenia y su marido se vio envuelta por la nostalgia. Un día después de que los pequeños recibieran el primer sacramento se ha sabido que el suegro de la Princesa, George Brooksbank, falleció unos días antes de la gran fiesta de los Windsor. El padre del empresario, de 72 años, estuvo ingresado en 2020, durante nueve semanas tras infectarse de coronavirus e incluso se llegó a temer por su vida ya que necesitó un respirador.
A pesar de que George Brooksbank logró salir de la UCI y recuperarse, lo cierto es que tras infectarse de Covid-19 ya no era el mismo de antes y arrastraba algunos problemas, aunque no se ha revelado el motivo del fallecimiento. A pesar de ello le dio tiempo a conocer a su nieto, que nació el pasado 9 de febrero en el Hospital Portland de Londres. La muerte se produjo la semana pasada, pero tanto Eugenia como Jack quisieron seguir con los planes de bautizo en el que también se cristianó a Lucas Tindall.
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El consuegro del duque de York y de Sarah Ferguson era contable y trabajó como ejecutivo en una empresa. Una vez retirado vivía a caballo entre su casa del sur de Londres y la ciudad francesa de Burdeos. Su esposa, Nicola, de 68 años, también se contagió de Covid, pero pudo recuperarse en casa. Cuando se infectó y pasó por la UCI se advirtió a la familia de que se peparasen para lo peor, pero milagrosamente logró abandonar el hospital en junio del año pasado.
La que no se perdió la ceremonia fue Isabel II que eligió para la ocasión un elegante traje de color verde a juego con su sombrero, que además de ver y disfrutar de sus bisnietos también quiso arropar a su bisnieta y a su marido en estos momentos tan duros. A finales de octubre la monarca canceló un viaje a Irlanda del Norte tras pasar la noche en el hospital y someterse a unas pruebas “preliminares”. Después, sus médicos la aconsejaron que descansara durante unas semanas y que frenara su intensa agenda institucional. También se perdió la Cop26, la cumbre contra el cambio climático de Glasgow. Tampoco participó en el festival del Recuerdo en el Royal Albert Hall ni en el Día del Armisticio, que tuvo lugar el pasado 14 de noviembre.