Fue la vuelta de la victoria. Meghan rezumando confianza, alargando la mano hacia la de Harry y con una sonrisa triunfal que no habíamos visto desde hace muchos meses. Una imagen vale más que mil palabras. Los ‘príncipes de Hollywood’, desfilando por la alfombra roja a su llegada al portaaviones que alberga el Intrepid Sea Air & Space Museum’s para asistir a la gala benéfica Salute to Freedom (Saludo a la Libertad), celebrada el día 10, en Nueva York, en honor a los militares.
Harry con un esmoquin de Giorgio Armani, las insignias militares y, al cuello, la cruz del Caballero Comandante de la Real Orden Victoriana para entregar las medallas al valor a cinco veteranos y a las familias militares que viven “con las heridas invisibles de la guerra”. Y la duquesa, como una gran estrella, con el impactante vestido de la venganza y diciendo que “siempre estoy orgullosa de mi marido”.
Si para la última noche en Londres como miembro de la Familia Real (marzo de 2020) eligió un recatado modelo rojo asegurándose de que nadie la olvidara, para su gran regreso a escena, Meghan volvió a apostar al ‘rojo vivo’ con un rompedor diseño de Carolina Herrera con escote de vértigo, gran abertura central y cola.
Los duques aplauden su libertad mientras van ganando protagonismo en Estados Unidos como si nada hubiera pasado. Sin renunciar a los símbolos reales, viven el sueño americano. Lo dijo el propio Harry durante su intervención en el acto, el día antes del Armisticio en el Reino Unido, conocido como el Día de los Veteranos en los Estados Unidos: “La semana pasada, fui a dar un paseo en el Oscar Mayer Wienermobile (un autobús con forma de perrito caliente). ¿Cómo es eso de vivir el sueño americano?”.