El príncipe Eduardo, el menor de los cuatro hijos que Isabel II tuvo con Felipe de Edimburgo, ocupa actualmente el puesto 14º en la línea de sucesión al trono. Además de conde de Wessex, ostenta el título de conde de Forfar, una dignidad que usa cuando está en Escocia. Aunque parece bastante improbable que algún día pudiera sentarse en el trono británico (tiene por delante a sus hermanos y a todos sus sobrinos) lo cierto es que hubo un tiempo en que se planteó que pudiera ser Rey, aunque no de Gran Bretaña, sino de Estonia, que desde 1991 es una república báltica independiente tras la desaparición de la Unión Soviética. Un grupo de políticos se fijó en él en la década de los años noventa para que ejerciera las funciones de jefe de Estado, según se desliza en un libro. Un hecho, que de haber cuajado habría cambiado por completo la historia tal como la conocemos del Reino Unido y de Europa.
La increíble historia se ha publicado en Sunday Telegraph, donde se cita el libro The Royal Family Operations Manual, del biógrafo experto en realeza Robert Jobson. Según el autor, el Partido Realista Independiente de Estonia se acercó al príncipe Eduardo en 1994 para que se convirtiera en el monarca del país. Para ellos era “un joven príncipe británico muy admirado por los estonios” y lo describieron como “perfecto: joven, real, artístico y talentoso. Admiramos enormemente a su Alteza Real el príncipe Eduardo. También admiramos a Gran Bretaña, su monarquía, democracia y cultura”. También se cuenta en el libro que los políticos se fijaron en Eduardo de Inglaterra debido a su gran interés en las artes, ya que su experiencia como actor y productor de televisión sería ideal para crear la figura de un nuevo Rey y combinar así la cultura antigua con la política moderna. La propuesta cayó en saco roto y, según las informaciones, un portavoz del Palacio de Buckingham se apresuró en aquel entonces a aclarar la situación y la denominó como “una idea encantadora, pero bastante improbable”. El partido Realista Independiente de Estonia, ya desaparecido, tuvo un éxito sorprendente en las primeras elecciones postsoviéticas. Sus miembros más destacados fueron conocidos humoristas del país y en su programa pedían el establecimiento de Estonia como monarquía, siguiendo como modelo a Suecia y Noruega.
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El conde de Wessex y su esposa son miembros activos de la Familia Real y apoyan a la Reina en sus deberes oficiales, compromisos públios y participan con sus propias organizaciones benéficas. También está muy involucrado en el Premio Duque de Edimburgo, del cual ha asumido muchas responsabilidades que desempeñaba su padre. Nacido el 10 de marzo de 1964, fue educado en la escuela Heatherdown de Berkshire y la escuela Gordonstoun de Escocia. En su infancia participó en una gran variedad de deportes. Se graduó en Historia en el Jesus College de Cambridge. Después pasó tres años en los Royal Marines como cadete universitario, pero dejó las Fuerzas Armadas para adentrarse en el mundo de la producción teatral. Durante un tiempo estuvo trabajando poara Really Useful Theatre Company de Andrew Lloyd Webber. Al mismo tiempo desarrolló un gran interés en la producción de televisión, escribiendo y narrando dos películas sobre el Premio del Duque de Edimburgo, que fueron transmitidas en 1987 por la BBC. En 1993 formó su propia compañía, Ardent Productions, que realizó películas como Edward on Edward y Crown and Country. En el año 2002 anunció que se centraría por completo en trabajar al servicio de la Reina.
El príncipe Eduardo conoció a Sophie Rhys-Jones en un evento tenis en 1993. La pareja anunció su compromiso en enero de 1999 y se casó en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor en junio de ese mismo año. El día de la boda se anunció que la Reina le había otorgado al príncipe Eduardo el título de Conde de Wessex. Fruto de su unión nacieron sus dos hijos: Lady Louise, el 8 de noviembre de 2003, y James, vizconde Severn, que vino al mundo el 17 de diciembre de 2007. La familia vive en Bagshot Park, en Berkshire.