Las duquesas nacen, pero también se hacen. El futuro de la Casa Windsor está asegurado con Kate . Las pruebas han sido infinitas, pero, diez años después de su llegada a la corte, está preparada para su destino. Ha demostrado su valía, su popularidad está por las nubes, hace un trabajo extraordinario y representa, junto al príncipe Guillermo, la estabilidad y la continuidad.
Isabel II confía en que será una gran monarca y le agradece su labor como duquesa y el haber construido, con Guillermo, un hogar feliz: el sueño que persiguió Diana
El futuro está en movimiento y hay señales de cambio por todas partes. Aunque la transición comenzó hace años, Isabel II cederá cada vez más funciones soberanas. Con noventa y cinco años, goza de buena salud y es infatigable, aunque ahora, y “a regañadientes”, ha sido obligada a descansar. El 20 de octubre, Buckingham anunció que se cancelaba su agenda a petición de su equipo médico. Justo cuando acababa de rechazar el premio Oldie of the Year (Ancianita del Año), porque “uno es tan mayor como se siente” y “no cumple los requisitos necesarios”.
La Reina de Inglaterra solo se toma un respiro en el castillo de Windsor, pero el futuro está a la vuelta de la esquina. Causando “baja” —solo ha estado hospitalizada cuatro veces en toda su vida—, después de pasar una noche en el hospital para hacerse “pruebas preliminares”, los ojos se vuelven hacia el príncipe Carlos, quien cumplirá setenta y tres años el 14 de noviembre, y los duques de Cambridge… Aunque especialmente hacia Kate, el poder vital detrás del Trono.
Detrás de escena
La duquesa ha sido entrenada detrás de escena para el papel más importante de su vida, pero también, paso a paso, frente a nuestros ojos, mientras Isabel II no dejaba de expresarle su aprobación, cariño y apoyo. En 2017, le entregó la Orden de la Familia Real, y en 2019, la nombró dama de la Real Orden Victoriana, el mayor título honorífico. También le ha otorgado otros dos poderes excepcionales: puede llamarla directamente sin tener que pasar por sus asistentes y acceder a sus joyas. La soberana también ha abierto su cofre para su nieta como nunca antes hizo con ninguna de sus nueras. Ni siquiera con la princesa Diana.
Ha sido un ascenso cuidadosamente administrado, pero también imparable. La duquesa tiene la sonrisa de los ganadores y se ha convertido en una de las mujeres más influyentes del mundo. Su futura majestad ya es una verdadera reina. Al menos, la de corazones. Los británicos se fían al cien por cien. La han visto llegar a la cumbre defendiendo los valores de la soberana —siempre con una sonrisa— a base de trabajo, aunque ha sido en los últimos dos años cuando, con la salida de los duques de Sussex, la caída en desgracia del príncipe Andrés, la pandemia y la muerte del duque de Edimburgo, vino a confirmar lo preparada que está para el futuro.
Con el permiso de Su Majestad, Kate se ha alzado con la corona de una reina a la espera. Isabel II confía en que será una gran monarca y le agradece no solo la labor que desempeña como duquesa, sino también el haber construido, junto a Guillermo, un hogar feliz: el sueño que persiguió Diana.
Los futuros príncipes de Gales representan y son, junto a sus tres hijos, los príncipes George (2013), Charlotte (2015) y Louis (2018), un modelo ideal de familia . La duquesa también ha cumplido en este sentido y la hoja de ruta es clara. Lo vemos en las últimas imágenes, tomadas durante la gala que presidieron en el palacio Alexandra, de Londres.
Representan a la Reina, pero también son un matrimonio muy unido. Dos en el mismo camino. Si la duquesa siempre ha contado con el apoyo de Guillermo para poner en marcha iniciativas, llamando a la acción a Gran Bretaña, Kate también fue el mejor apoyo para su marido en la ceremonia inaugural del Earthshot Prize. La iniciativa ambiental lanzada por el duque —su proyecto más ambicioso— para encontrar soluciones concretas ante el reto del cambio climático.
Una noche muy especial —el príncipe reconoció cinco trabajos innovadores—, en la que daban juntos otro paso al frente como futuros príncipes herederos, compartiendo un momento muy especial entre bastidores que hicieron público días después de la gala. Llevan casados diez años y tienen tres hijos, pero parecen una pareja de novios. Se quieren, se admiran y están orgullosos el uno del otro.