Han pasado solo cinco días desde que Isabel II, de 95 años, tuviera que frenar en seco su frenética agenda por prescripción médica. La noche del miércoles, la soberana británica ingresó en el hospital King Edward VII para "hacerle algunos análisis preliminares" y permaneció en el centro sanitario durante unas horas por "cuestiones prácticas". Además, los médicos la recetaron que descansara algunos días. Aunque a regañadientes acató las órdenes y tuvo que suspender un viaje previsto para finales de la semana pasada a Irlanda del Norte. Su ingreso no tuvo nada que ver con el coronavirus y menos de una semana después se han producido las primeras imágenes de la Reina, que ha participado en su primer acto público que se ha realizado de manera virtual.
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Con un vestido amarillo y un collar de perlas de tres vueltas, la Reina ha participado en una videoconferencia desde el Castillo de Windsor, para dar la bienvenida al embajador de Corea del Sur, Gunn Kim, y a HeeJung Lee que se encontraban en una sala del Palacio de Buckingham. Después, ha continuado despachando de manera telemática al embajador de Suiza, Markus Leitner, acompañado por su esposa, Nicole, desde el mismo salón palaciego que su homólogo surcoreano. El último acto público en el que participó la monarca fue en una recepción nocturna, el 19 de octubre, donde se encontró con líderes mundiales como Bill Gates. Aunque tras regresar de la clínica ya había realizado las tareas más livianas, lo cierto es que esta es la primera vez que aparece en público desde entonces. El aspecto de la madre de Carlos de Inglaterra en estas audiencias a distancia es inmejorable e incluso se la ha visto sonreír cuando era retratada al otro lado de la pantalla.
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A la soberana se la espera en la cumbre del clima Cop26 de Glasgow de la próxima semana, ya sea en persona o mediante un vídeo. La decisión final se tomará en unos días. Allí participará, entre el 1 y el 5 de noviembre en varios actos junto con el príncipe Carlos, la duquesa de Cornualles y los duques de Cambridge. Desde que regresó a Balmoral, donde acostumbra a pasar todos los veranos, Isabel II ha tenido un apretado programa de tareas institucionales, que parece que han hecho algo de mella en su frenético ritmo de vida. Además de cancelar su viaje a Irlanda del Norte, también se ha visto obligada a suspeder sus rutinas diarias, como pasear a sus perros cerca de Frogmore House, la casa de Windsor donde vivieron los duques de Sussex. Algunos piensan que estas caminatas diarias son un "tónico" para la Reina y la han ayudado a mantenerse en un estado tan saludable.
El 12 de octubre, la Reina sorprendió cuando apareció por primera vez en 17 años con bastón para acudir a un servicio religioso en la Abadía de Westminster. Parece ser que recurrió a él para conseguir un mayor confort y seguridad a la hora de andar por el suelo empedrado de la entrada al templo. A pesar de su avanzada edad, en cinco años se convertirá en centenaria, sigue pulverizando récords y el año que viene Gran Bretaña se prepara para festejar por todo lo alto su Jubileo de Platino (70 años en el trono). Siempre con un agudo sentido del humor, la decana de las reinas ha rechazado el premio 'Anciana del año', que entrega una revista inglesa, porque "eres tan mayor como te sientes".
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