Kate volvió a arreglárselas (en elegancia) para cumplir con las expectativas más altas. Quería el foco y se vistió como una reina para asistir al estreno mundial de Sin tiempo para morir.
La pandemia obligó a posponer tres veces el estreno de la nueva entrega de la saga del agente 007, pero, con esta celebración por todo lo alto, la duquesa de Cambridge acaba de ‘anunciar’ que han vuelto las grandes galas a Gran Bretaña.
Si la duquesa de Sussex reaparecía el 24 de septiembre como una ‘princesa de Hollywood’ revolucionando Nueva York, Kate lo hacía cuatro días después como una diosa en el teatro Royal Albert Hall, de Londres. Ella es la joya de la corona y tiene licencia para deslumbrar al servicio de Su Majestad.
Desfilando entre divas, la duquesa sentaba cátedra con una aparición estelar junto al príncipe Guillermo, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles. Un regreso por la puerta grande para el que eligió un look irresistible, con guiño a la princesa Diana y cuajado de lentejuelas y pedrería, que simulaban una lluvia de estrellas doradas.
La nueva Kate
Nunca la habíamos visto así. Es la nueva Kate, después de Meghan (o a la par, porque el duelo de estilo parece que se retoma) y meses de confinamiento. Una futura Reina a la que su marido no dejó de dedicarle miradas de admiración y una duquesa Bond ante la que se rindió, según la prensa inglesa, el mismísimo James Bond (Daniel Craig): “Estás realmente hermosa”.
La nueva entrega del espía más famoso supuso el regreso de la Familia Real a las grandes noches del cine, y, también, la despedida de Daniel Craig como agente secreto 007. Un ‘adiós’ en el que le acompañaron Lashana Lynch, Rami Malek, Lea Seydoux, … y Ana de Armas, la otra gran protagonista. Era su noche —como chica Bond— y la actriz hizo una espectacular aparición con un vestido negro, diseño de Louis Vuitton, con tirantes joya, pronunciado escote y abertura hasta casi la cadera. Más atrevida incluso que Angelina Jolie, la mujer que revolucionó la alfombra roja.