Medio año es lo que Isabel II ha tardado en hablar en público de su marido, el duque de Edimburgo, que falleció el pasado 9 de abril a los 99 años. La Reina ha aprovechado su intervención en la apertura del parlamento escocés para tener un recuerdo al que fue su marido y su más fiel vasallo durante 74 años. Ha sido precisamente en la ciudad que da el título al Ducado del difunto padre del príncipe de Gales donde Isabel II ha querido evocar a su marido con el que recorrió su país y gran parte del planeta en múltiples ocasiones. En la solemne apertura de la sexta sesión de la Cámara, la soberana ha estado acompañada por el heredero al trono, el príncipe Carlos y su esposa, la duquesa de Cornualles, que también ostentan la dignidad de duques de Rothesay, una localidad que se encuentra al oeste escocés.
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Vestida en verde, como guiño al paisaje de las Tierras Altas de la isla británica, la soberana volvió a recurrir a uno de los accesorios que más le gusta llevar en sus compromisos oficiales: los broches. En esta ocasión lució sobre la solapa de su abrigo de lana de Stewart Parvin una pieza de diamantes que perteneció a su abuela - la reina María de Teck, esposa de Jorge V- y que se conoce como el Diamond Thistle. La joya representa un cardo que es la flor nacional de Escocia, uno de sus símbolos junto al característico estampado de cuadros de tartán, demostrando así su cariño hacia esta región. Una vez dentro de la sala, la monarca pronunció un discurso que además de un fuerte carácter institucional estuvo marcado por el recuerdo a su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo.
- Isabel II se queda sin su gran apoyo en un momento muy delicado de la Familia Real británica
“Ya he hablado en el pasado de mi profundo y permanente afecto por este maravilloso país y de los muchos recuerdos felices que el príncipe Felipe y yo siempre hemos vivido aquí. A menudo se dice que son las personas las que hacen un lugar y hay pocos lugares donde esto sea más cierto que en Escocia, tal y como hemos visto recientemente”, dijo la Reina sobre su marido. El príncipe Felipe falleció en el Castillo de Windsor después de que unas semanas antes hubiera permanecido ingresado en los hospitales King Edward VII y St Bartholomew donde fue tratado de una infección y fue “operado debido a un problema preexistente”. Aunque Isabel II ha rendido diversos homenajes a su fallecido esposo a través de otros canales como las redes sociales, lo cierto es que ha tardado medio año en hablar de él de manera oficial.
En su intervención, la soberana británica, que ha regeresado este lunes al Castillo de Windsor tras pasar dos meses en el castillo de Balmoral, también quiso elogiar a todos aquellos que han luchado para combatir la pandemia durante el último año y medio y de los desafíos del Reino Unido. “El Parlamento escocés tiene un papel clave, como todos los parlamentos, para ayudar a crear un futuro mejor y más saludable para todos nosotros y para comprometerse con las personas a las que representan, especialmente con nuestros jóvenes”, finalizó. Durante este acto, Isabel II ha contado con el apoyo de su hijo, el príncipe de Gales que visitó el tradicional kilt y la su esposa, la duquesa de Cornualles que también optó por un abrigo de tono verdoso con forro de tartán y un tocado de Philip Treacy y un broche de diamantes con una flor de cardo.