El príncipe Andrés ha tardado doce días en conocer a su nueva nieta, la primera hija de Beatriz de York, que nació el 18 de septiembre en el hospital Westminster y Chelsea de Londres y cuyo nombre todavía no ha trascendido. El abuelo fue fotografiado llegando al Royal Lodge, la residencia de su primogénita, conduciendo su propio vehículo este jueves por la noche. Desde hace varias semanas, el tercer hijo de Isabel II ha permanecido junto a su madre en el castillo escocés de Balmoral, donde la soberana acostumbra a pasar los veranos. La llegada de esta niña, el Duque ya tiene otro nieto, August Philip Hawke Brooksbank, ha supuesto una alegría en medio de la ‘guerra’ judicial en la que se ha visto envuelto por su relación de amistad con Jeffrey Epstein. En el documental La Familia Real en guerra, emitido por el Canal 5 del Reino Unido, se asegura que el príncipe Carlos lo considera “dañino” para la monarquía.
Aunque lo esperable hubiera sido que el padre de la recién estrenada mamá hubiera sido de los primeros en conocer al nuevo miembro de los Windsor, lo cierto es que Andrés de Inglaterra ha querido esperar más de una semana para hacerlo y evitar así el revuelo que sus apariciones suponen. Desde su retirada oficial, su perfil se ha mantenido bajo y ni tan siquiera apareció en la fotografías oficiales de la boda de su hija mayor con el empresario de origen italiano Edoardo Mapelli. Un comunicado del Palacio de Buckingham confirmó el nacimiento y además de anunciar lo encantados que estaban los padres ofreció más detalles como la hora del alumbramiento, 23:42 horas, y su peso: casi tres kilos.
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Conocer a su nueva nieta ha sido un soplo de aire fresco para el hermano del príncipe de Gales después de que fuera demandado judicialmente por Virginia Giuffre ante un tribunal de Nueva York. Giuffre siempre ha sostenido que el príncipe Andrés mantuvo relaciones con ella cuando era menor de edad y pertenecía a la red de tráfico de menores del magnate estadounidense. El nombre del duque de York es el único que aparece en la documentación legal que se ha presentado. Por su parte, el padre de las princesas Beatriz y Eugenia ya ha reaccionado ante este nuevo embiste y ha reforzado su equipo de letrados con Melissa Lerner, una abogada del despacho Lavely & Singer de Los Ángeles, especializado en tratar los asuntos más espinosos de las celebrities de Hollywood.
Paralelamente, el duque de York está intentando poner en orden otros asuntos. Está a punto de vender su polémico chalé en Suiza, del que también es propietaria Sarah Ferguson, y por el que fue demandado por impago. Según ha publicado The Times, el inmueble ha salido a la venta por un valor de veinte millones de euros, cantidad más que suficiente para saldar la deuda que tenían con Isabelle de Rouvre, antigua propietaria de la vivienda.