Isabel II da por inauguradas sus vacaciones en su residencia de Balmoral, en Escocia, donde acostumbra a pasar todos sus veranos desde hace décadas. A pesar de que este año se presenta como uno de los más atípicos tras el fallecimiento del duque de Edimburgo, algunas tradiciones se han mantenido en la recepción oficial que ha tenido lugar este lunes. A la monarca la han recibido los Guardias de Honor, formada por la unidad militar de la Compañía Balaklava y el Regimiento Real de Escocia, al mando del Mayor Cameron Law. La Reina ha podido reencontrarse con un viejo conocido muy especial, protagonista en el pasado de algunas escenas divertidas.
El poni de las Shetlands, llamado Lance Cabo Cruachan IV, es la mascota oficial del pelotón y ha saludado a Isabel II como un miembro más. En años anteriores, intentó comerse las flores que la monarca llevaba en sus manos o mordisquear los dedos del príncipe Harry cuando visitó el país junto a Meghan Markle en 2018. La Reina se ha aproximado al poni, visiblemente alegre, y ha aprovechado para realizar algunas preguntas a los cabos que estaban al cargo del corcel, ya que es una gran aficionada a los caballos sobre los que todavía disfruta de largos y tranquilos paseos.
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A las afueras del castillo de Balmoral, Isabel II ha pasado revista bajo el sonido de las flautas y los tambores tradicionales del país en una ceremonia que el año pasado no pudo celebrarse debido a la crisis sanitaria. Para la ocasión, la madre del príncipe Carlos ha lucido un vestido floral bajo el característico abrigo, abrochado únicamente por el centro, que en esta jornada destacaba por su color rosa frambuesa que combinaba con un sombrero de rafia y un adorno en el ala. El bolso de piel negra de la firma Launer no podía faltar, al igual que su collar triple de perlas y sus zapatos negros con ligero tacón y hebilla dorada de Anello & Davide. La Reina también ha hecho honor a la tierra donde pasará las próximas semanas con un broche del Regimiento Real de Escocia colocado en el lado izquierdo superior de su abrigo.
No ha sido hasta este lunes cuando la monarca ha podido realizar su inicio oficial de las vacaciones de verano en el castillo de Balmoral ya que, a pesar de que llegó a Escocia el pasado 23 de julio, la residencia permanecía abierta al público hasta el fin de semana, por lo que Isabel II prefirió esperar en una cabaña cercana hasta que la estancia real estuviera lista para su llegada. El inicio de la época estival no es sinónimo de descanso para la Reina, ya que seguirá adelante con varios compromisos en los próximos días. Alguno de ellos será el recibimiento de ministros del Gobierno, representantes de la Commonwealth y otros países extranjeros y gestión de documentación e información estatal que le llegan en las famosas cajas rojas donde se trasladan escritos confidenciales desde el Parlamento o el palacio de Buckingham hasta el lugar donde se encuentre la monarca.
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Se espera que Isabel II se hospede en el idílico paraje donde se encuentra el castillo de Balmoral hasta finales de septiembre, como es habitual. Durante estas semanas aprovechará para invitar a miembros de la Familia Real para disfrutar de las 20.000 hectáreas que posee la residencia, donde los más pequeños pueden conectar con la naturaleza y jugar con los corgis de la Reina. El Daily Mail ha informado que uno de los planes para este verano podría ser la organización de una barbacoa a la que acudirán la gran mayoría de los Windsor y que era una de las actividades que más se llevaban a cabo durante las vacaciones y que estaba presidida por el duque de Edimburgo. A pesar de que será el primer año en que el príncipe Felipe falte, la monarca no ha querido perder una de las costumbres más arraigadas de su familia.