Como una suave brisa, Sarah, la duquesa de York, llega a nuestra exclusiva sesión de fotos para ¡HOLA!, en las instalaciones del lujoso hotel Coworth Park, en Berkshire —a pocos kilómetros de la casa que comparte con su exmarido, el duque de York, segundo hijo de la Reina, en Royal Lodge, en Windsor—, con un aspecto radiante de salud, felicidad y juventud. Saluda al equipo con una cálida sonrisa y se esfuerza por recordar los nombres de todos los presentes. Incluso sus detractores tendrían que reconocer que, a sus sesenta y un años, luce espléndida.
Sarah —conocida cariñosamente por millones de personas en todo el mundo como ‘Fergie’— está entusiasmada porque acaban de llegar las pruebas de su primera novela, Her Heart for a Compass (El corazón por una brújula), una saga histórica romántica y envolvente que coescribió durante el confinamiento con la autora de la editorial Mills & Boon Marguerite Kaye. Esta novela supone su primera incursión en la escritura de ficción para adultos, en la que hace un recorrido por los salones de la Corte de la Reina Victoria, las magníficas casas de campo de Escocia e Irlanda, los barrios bajos de Londres y el bullicio mercantil del Nueva York de 1870. El libro es rico en detalles históricos y se basa en una amplia investigación sobre su árbol genealógico. La protagonista, Lady Margaret Montagu Douglas Scott, está inspirada en la vida de la tataratía abuela de la duquesa.
Vidas pasadas
“Me remonté a todas mis antepasadas pelirrojas y me encontré con mujeres muy fuertes, de opiniones firmes y de voces potentes, que demostraban liderazgo y bondad, y eso me pareció realmente extraordinario”, explica. “No es autobiográfico, pero me sentí muy conectada con mis ancestros. Creo que todo el mundo notará ciertos paralelismos con Lady Margaret : es pelirroja, se abre camino en la vida, monta a caballo, es testaruda. Algunos de los escenarios reflejan lugares que han sido importantes para mí. En medio de estos tiempos increíblemente difíciles, fue un placer y un alivio escapar al pasado. La historia de Lady Margaret es un pequeño ejemplo del triunfo del espíritu humano sobre la adversidad”.
“La verdadera Sarah es espontánea, estratosféricamente sensible, muy artística, creativa, profundamente romántica y lo hace todo con el corazón”
Ahora, cuando sus críticos van a menos, ella se eleva, como el águila, y anima a sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia de York, que ahora tienen treinta y dos y treinta y un años, a hacer lo mismo. “Somos como un trípode y estoy muy orgullosa de que hablemos entre nosotras de volar alto y de encontrar el punto más elevado. Les digo: “Elige la colina en la que vas a librar tu batalla, y si crees que vale la pena, entonces lucha con todas tus fuerzas. Si no lo haces, entonces asume las repercusiones”. A mis hijas también les digo: ‘Aprended de los errores de vuestra madre’”.
Esta fuerza de carácter Sarah se la ha ganado a pulso, tras un largo período de introspección. “¿Sabes que la gente siempre intenta encasillar a todo el mundo? Bueno, yo no puedo ser encasillada —afirma—. Y por eso todo el mundo dice: “Oh, es horrible”, “oh, es espantosa”, porque no pueden entender que me lleve genial con mi ex o no pueden comprender por qué hago lo que hago. Por lo tanto, tengo que estar “loca” o ser “irresponsable”... Pero, por supuesto, no soy ninguna de esas cosas”. «La verdadera Sarah —continúa— es espontánea, estratosféricamente sensible, muy artística, creativa, profundamente romántica y lo hace todo con el corazón. Y creo que está bien ser tan colorida. Así que ahora solo quiero seguir con mi vida fuera de cualquier limitación”.
Aprendiendo a amarse a sí misma
Los últimos dieciocho meses, marcados por la pandemia, le han dado tiempo para reflexionar, aunque lo cierto es que ella ya había comenzado un proceso de curación muchos años atrás. Sarah revela cómo el hecho de lidiar con una huella de abandono de la infancia, aunado a años de soportar titulares viles e hirientes de la prensa sensacionalista, la llevó a buscar ayuda terapéutica, algo en lo que se ha apoyado durante más de dos décadas.
“ Bad Fergie vendió muchos periódicos, pero lo peor de todo es que me creí cada palabra de esas publicaciones. Cada vez que alguien decía algo desagradable, me lo creía porque era muy sensible e insegura”
“Recuerdo la portada de un periódico que decía: “El 82 por ciento prefiere acostarse con una cabra que con Fergie”. Después de ver esto, fui a una iglesia y hablé con un monje, le dije: “No creo que pueda vivir con esto”. Y le pregunté: “No soy fea, ¿verdad? No soy esto, no soy aquello...”. En realidad, eran preguntas muy egoístas y el monje dijo: “Bueno, míralo a través de la verdad. ¿Crees que eso es realmente cierto? ¿Crees que eres como una cabra?”. A lo que respondí: “No, por supuesto que no soy una cabra”. Y él dijo: “Pues sigue con tu día y sigue con tu viaje acompañada de la verdad””.
Cuando era adolescente, su madre, Susan, que estuvo casada durante dieciocho años con el padre de Sarah, el comandante Ronald Ferguson —el antiguo entrenador de polo del príncipe de Gales—, los dejó a él y a sus dos hijas y se casó con un jugador de polo profesional argentino, Héctor Barrantes, que murió de cáncer, en 1990. Más tarde, la madre de la duquesa, de la que se encontraba distanciada, perdió la vida trágicamente en un accidente de coche, en Argentina, en 1998. “Fue hace mucho tiempo y yo amo a mi madre”, dice. “Era todo un personaje irlandés maravilloso y una hermosa dama. Nunca la culpé de nada”.
“Mi corazón está siempre con Diana. Creo que ella estaría muy orgullosa de sus hijos y sus esposas y de sus nietos”
“Tuve y sigo teniendo problemas de salud mental, en los que trabajo literalmente todos los días, y he estado en terapia durante veinticuatro años. Suelo hablar con mi terapeuta semanalmente, pero, a veces, cuando las cosas se ponen realmente difíciles, me enfrento con entereza para tratar de entender la negatividad de los demonios de mi mente. Hay sombras, por supuesto, para cualquiera que sea tan creativo como yo. La sombra es muy oscura porque la luz es muy clara. Pero así es el todo de Sarah y es lo que me hizo escribir el libro y hablar con vosotros hoy». «Creo que soy muy afortunada de haber roto con el patrón de maternidad de mi propia madre —continúa—. Ella fue criada de una manera en la que no entendía lo que estaba haciendo y no era su culpa, así que la perdoné. Pero cuando crecí y tuve a mis hijas, cada vez que las miraba, de los doce a los dieciocho años, pensaba: “¿Cómo puede haberme dejado mi madre?”. Y fue así como se instaló la podredumbre de sentir que no era lo suficientemente buena. Sin embargo, creo que ellas son muy fuertes gracias a que pude romper el patrón».
Es evidente el fuerte vínculo que tiene con Eugenia —que fue madre de un niño, August Philip Hawke, en febrero— y Beatriz —que va a tener su primer hijo este otoño—. La novela de Sarah está dedicada “a mis hermosas hijas, que tienen toda la fuerza y el coraje de Lady Margaret, y mucho más, y que no han esperado a tener sesenta y un años para seguir a su corazón y vivir la vida en sus propios términos”. “Lo que quería decir es que estaba muy afectada e insegura —dice Sarah—. Durante un tiempo, no tenía ni idea de quién era. Me casé con el hombre más maravilloso, en el día más feliz de mi vida, adoré casarme, fue una historia de amor y él es un hombre tan bueno... Pero entonces, alrededor de septiembre de 1988, todo empezó a cambiar”. “Bad Fergie vendió muchos periódicos, pero lo peor de todo es que me creí cada palabra de esas publicaciones. Cada vez que alguien decía algo desagradable, me lo creía porque era muy sensible e insegura. Así que, probablemente, por eso tuve que irme, divorciarme, experimentar y tratar de encontrar a Sarah. Todo el mundo se reía de mí y decía: “Oh, aquí va de nuevo, va en busca de Sarah”. Y yo seguía queriendo complacer a la gente. Así que no esperes hasta los sesenta y un años para descubrir que puedes decir que no. No intentes ser perfecta ni parecerte a todas esas personas hermosas, encantadoras y fantásticas que nos muestran por ahí... Simplemente, sé quien eres: ten pecas y sé pelirroja. Puedes ser divertida y alegre y hacer todas las cosas bonitas que te gustan, y eso es suficiente, no necesitas ir más allá”.
Preciados recuerdos
También hubo comparaciones con la princesa de Gales. Diana fue la amiga íntima y confidente de la duquesa durante los años 80, cuando ambas se casaron con miembros de la familia más famosa del mundo. ¿Sarah sigue pensando en ella? “Pienso en ella casi todos los días porque era la única persona cercana con la que estaba en contacto en aquella época de los ochenta, cuando todos llevábamos esa ropa tan extraña. Ella llegó a la Familia Real antes que yo y nos divertíamos mucho. Era una mujer tan angelical, hermosa, alta y deslumbrante. Nunca fue realmente consciente de cuánta gente la quería. Y nunca se dio cuenta de lo hermosa que era, algo que ella admitía públicamente”. “Era muy divertida. No ha habido nadie como ella. Siempre recordaré su risa tintineante y lo traviesa que era. Durante la cena, me decía algo gracioso en voz baja y yo no podía contenerme y me moría de risa sin parar. Pero ella era capaz de controlarse por completo, por lo que parecía que yo era quien ponía el desorden”.
“Soy la persona más afortunada. Casarme con un príncipe, tener dos bebés mágicos y luego tener nietos. Muy genial”
“Hubo una etapa en la que creo que la gente intentó separarnos, y eso me entristeció mucho porque yo la adoraba. Todavía la adoro realmente...». Su voz se interrumpe. “La quiero. Siempre digo que no importa lo que piensen los demás: si quieres a alguien, lo quieres. Así que mi corazón siempre está con ella. Creo que estaría muy orgullosa de sus hijos y sus esposas y de sus nietos”. Sarah tiene previsto visitar la estatua de Diana, recientemente inaugurada en los jardines de Kensington. “Sí, me encantaría. Estoy muy contenta de que los duques de Cambridge y Sussex lo hayan hecho por ella. Era realmente una persona extraordinaria y todo el mundo vio que nos divertíamos juntas, la echo mucho de menos”.
Una vida de servicio
Hay matices tanto de Diana como de Sarah en la historia de Her Heart for a Compass. En la novela, a Lady Margaret le cuesta aceptar la vida de la alta sociedad en la que ha nacido y las expectativas y obligaciones que conlleva. ¿Sarah se siente así tras haberse casado con un príncipe y ser madre de dos princesas, que son la décima y la undécima en la línea de sucesión? “Considero que tengo un deber cívico —dice con firmeza—. Creo que el deber es tener buenos modales y predicar con el ejemplo en todo lo que haces. También honrar a la gente, recordar sus nombres, ser bondadoso, amable... Todas estas cosas”.
“Tuve y sigo teniendo problemas de salud mental, en los que trabajo cada día”
Cuando se toca el tema sobre su papel de abuela, los ojos verdes de Sarah se iluminan. “Bueno, el bebé August es fenomenal. Es un pequeño muy fuerte y es muy divertido cuando lo miro porque le hago reír y se pone tímido y luego coquetea conmigo. Solo tiene cuatro meses. Ya sabes, él es tan tan divertido..., pero realmente estoy muy orgullosa de Eugenia y Jack porque son muy buenos padres y, como cualquier pareja primeriza sabe, es muy difícil, ¿no es así? Y se preocupan mucho por los cuidados nocturnos y por hacer todo lo necesario y dudan de si son lo suficientemente buenos o si lo están haciendo bien. Eugenia es realmente una gran madre, así que estoy muy orgullosa de ella”.
¿Le ha dado algún consejo sobre la maternidad? “Sí, todos los días les transmito un billón de consejos. Por ejemplo: “Bienvenida a mi mundo: vas a preocuparte por tu hijo durante toda tu vida. Te preocuparás más por tus hijos que por cualquier otra cosa en el planeta”. Pero en última instancia le digo: “Lo estás haciendo muy bien, mantén la confianza. Ser madre es intuitivo, así que no hace falta que te digan qué hacer, lo sabrás””.
“Ahora, el hecho de que Beatriz vaya a tener un bebé es verdaderamente un sueño —continúa—. Soy muy afortunada. Y me encanta el pequeño Wolfie —el hijastro de Beatriz—. Tiene cinco años y lo disfruto mucho porque me dice: “¡Quiero ir a ver a Duchy!”. Creo que ambas tienen unos maridos maravillosos en Jack y Edo —Mapelli Mozzi, pareja de Beatriz—. Dos esposos encantadores y dos mujeres preciosas. El mejor trabajo que he realizado es el de ser una buena madre. Y tienen una relación tan maravillosa con su abuela —la Reina Isabel II—, así que es fantástico. Es decir, creo que Su Majestad es la abuela de la nación, ¿verdad?”.
Lamentablemente, el bautizo real del bebé August Phillip tuvo que ser cancelado debido a la Covid. “Una de las personas que organizaba la celebración recibió una alerta —explica Sarah—. Entonces tuvimos que cancelar todo. Menos mal que nos dimos cuenta. ¿Se imaginan si la Reina hubiera llegado? Creo que el día en que finalmente podamos celebrar el bautizo, August habrá crecido mucho y el traje que se había preparado ya no le valdrá. Sin duda, la pandemia y la Covid han sido un gran reto para todos, especialmente para las víctimas y todas sus familias”.
Cuidar de los demás
Además de escribir y documentar su novela, durante los últimos dieciocho meses, Sarah se ha dedicado a una gran labor humanitaria. Su organización benéfica internacional, Sarah’s Trust, ha puesto en marcha diversas acciones para contrarrestar los estragos de la pandemia, con lo que han recibido apoyo de más de 150.000 empleados del NHS, residencias de ancianos, hospicios y servicios de emergencia. También se ha convertido en una exitosa youtubercon el lanzamiento de Storytime with Fergie and Friends —que ha contado con apariciones de sus dos hijas—, ofreciendo una amena lectura diaria para los espectadores más jóvenes y aprovechando su propio éxito como autora infantil. Además, ha asumido un nuevo papel como presidenta del grupo International Montessori Ambassadors.
“Beatriz y Eugenia tienen una maravillosa relación con su abuela. ¡Es fantástico!”
¿Le gustaría ver Her Heart for a Compass dramatizada para la televisión? “Oh sí, no hay duda al respecto. He oído que Los Bridgerton va a filmar algunas escenas por aquí, ¡así que pensé que podría saltar al set y ver si podía persuadirlos!”. Sarah ya está en el capítulo tres de una segunda novela para Mills & Boon. “Estas son las aventuras de otra dama, no Lady Margaret, sino una nueva dama. Y eso es realmente emocionante, tener dos novelas en un año”. ¿Cuáles son sus planes para la próxima década? La duquesa sonríe: “Soy la persona más afortunada. Realmente lo soy. Casarse con un príncipe, tener dos bebés mágicos —Beatriz y Eugenia— y luego tener nietos. Es genial. Ahora solo quiero traer un poco de magia”.
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