Isabel II ya disfruta de su tradicional retiro estival en el castillo de Balmoral, en Escocia. A pesar de que este año será el verano más extraño para la monarca, que se enfrenta a la ausencia del duque de Edimburgo por primera vez en 73 años, de buen seguro aprovechará su estancia en su destino favorito para descansar y conectar con la naturaleza. Durante las semanas de vacaciones, la Reina deja de lado su indumentaria elegante y apuesta por una mucho más útil para poder realizar con comodidad actividades como pesca, paseos a caballos, picnics y barbacoas. Un estilo que normalmente está formado por chaquetas o abrigos largos, pañuelos que cubren su cabeza y grandes gafas de sol que ocultan su mirada. De esta manera, pasa desapercibida en sus numerosas salidas fuera de palacio. Tanto es así que en alguna ocasión ha sido confundida con una turista más.
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Un exescolta de la Reina ha confesado al diario The Times una divertida anécdota que sucedió uno de los veranos en los que Isabel II disfrutaba de sus vacaciones en Balmoral. En uno de sus numerosos paseos por las inmediaciones de su residencia escocesa, se encontró con un grupo de turistas americanos que no dudaron en preguntarle a la monarca si vivía por la zona, a lo que ella respondió que tenía "una casa muy cerca de allí". Los extranjeros, muy curiosos, quisieron saber más y lanzaron la pregunta de si se había encontrado alguna vez con la Reina. Ella misma tuvo entonces una ocurrente contestación: "Yo no, pero este policía sí", dijo señalando a su escolta, que había trabajado para ella durante más de treinta años y que observaba perplejo la situación.
Tal y como asegura el agente, el grupo de turistas, contentos con los datos que habían recogido, siguieron caminando, deleitándose por la belleza del lugar sin tener idea de la identidad de la mujer a la que habían preguntado. Una anécdota que demuestra la divertida y distendida personalidad de Isabel II y su buen humor durante su retiro a uno de sus lugares favoritos del mundo. Es habitual ver a la monarca pasear por su finca escocesa montando a caballo o conduciendo sus coches para disfrutar de la libertad de la que dispone en Balmoral. Sus vacaciones en este paraje idílico son un clásico de la Familia Real británica donde, además, la Reina y el duque de Edimburgo pasaron su luna de miel en 1947.
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Este año será el verano más complicado para Isabel II que se enfrenta a la ausencia del que fue su marido durante 73 años. Hace apenas una semana se confirmaba que la monarca había llegado al país vecino para disfrutar de sus tradicionales vacaciones y lo hacía conduciendo su propio coche. A pesar de que todavía no ha podido instalarse en el castillo de Balmoral, ya que sigue abierto al público, es muy probable que no esté sola. Todo parece indicar que los duques de Cambridge y sus hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis, realizarán una visita a su abuela y bisabuela, acompañándola en su verano más atípico.