La duquesa de Cambridge se encuentra aislada desde el pasado lunes en su domicilio de Londres, tras haber estado en contacto con una persona que posteriormente dio positivo por coronavirus, pero no está ‘sola’.
Puede que no sea solo una sensación. Puede que alguno de los espectros de sangre azul – que se resisten a dejar sus aposentos- esté realmente observando o ‘conviviendo’ con los Cambridge desde que, en 2017, se mudaron al Apartamento 1A del palacio de Kensington.
Y, ahora, especialmente con la duquesa, quien, aunque ya tiene la pauta completa de la vacuna, ha tenido que suspender toda su agenda y por precaución guardar diez días de cuarentena sin salir de casa.
Como muchas otras residencias y palacios de la casa real británica -destacando Windsor, un auténtico nido de fantasmas-, Kensington también lidia con espíritus. Tras múltiples avistamientos, son muchas las crónicas (publicadas en medios ingleses) y estudios que apuntan a ello. ¿Quién sabe?
Las historias de los espectros están ligadas sobre todo al apartamento 1 A. La casa de los duques de Cambridge es la residencia más encantada. Por sus cuatro pisos deambulan algunas presencias sobrenaturales. Es su lugar favorito.
Uno de los más conocidos es el fantasma de un niño conocido como ‘Peter el Niño Salvaje’; que ronda la estancia donde antes dormía el príncipe George, después Charlotte y, ahora el pequeño Louis.
En 1725, fue descubierto un niño desnudo y solo en un bosque alemán. Lo llevaron a vivir al Palacio de Kensington bajo la atención del rey Jorge I. Peter tenía graves discapacidades, no podía hablar y se negaba a aprender modales en la mesa o a dormir en una cama.
Vivió hasta los 70 años ya lejos de la corte del siglo XVIII, en una granja en Hertfordshire, gracias a una pensión de la corona y las únicas palabras que pronunció fueron ‘Peter’; y ‘King George’. Una pintura de Peter todavía cuelga en las paredes del Palacio.
Otros fantasmas avistados en el Apartamento 1A incluyen a Jorge II, quien murió en 1760 en medio de la Guerra de los Siete Años. Al parecer las últimas palabras del Rey fueron: ¿Por qué no vienen? haciendo referencia a la falta de noticias de sus tropas, que no acaban de regresar a casa. Según la leyenda, el fantasma de Jorge II todavía ronda sus dependencias, repitiendo una y otra vez la misma frase frente a unas de las ventanas: ‘¿Por qué no vienen?’
También se cree que el espíritu enojado de Carolina de Brunswick, esposa del rey Jorge IV -murió en 1821-, sigue resistiéndose a abandonar su hogar y hace compañía a la princesa Sofía. La hija del rey Jorge III y tía de la reina Victoria, frecuenta el palacio de Kensington desde la fecha de su muerte, en 1848. Antes de quedarse ciega, Sofía era una habilidosa costurera y hay testimonios del personal que afirman haber escuchado el sonido de su rueca en los pasillos.
Incluso las redes sociales del Palacio de Kensington y el propio biógrafo real Andrew Morton recogen alguna de estas historias. Entre ellas, la del ama de llaves de la princesa Margarita, la Sra. Mac, quien, en la década de 1970, informó que vio a una mujer vestida de con ropajes de la era de la Regencia (1812-1830) aparecer repentinamente frente a ella y luego desaparecer a través de una pared.
No fue la única. Durante las siguientes décadas, el personal del palacio informó haber escuchado sonidos extraños en el mismo lugar. Incluso, y según diferentes informes, la hermana de la reina , que vivió en el Apartamento 1A hasta el año de su muerte, en el año 2002, también veía regularmente a una mujer a la que apodaba ‘La Dama Azul’.
El palacio se ha utilizado como residencia real desde el siglo XVII -fue construido en 1605 como una mansión jacobea-, aunque bajo el nombre de Nottingham House. Desde entonces, y abrazando un buen número de muertes y tragedias, ha sido residencia de reyes, príncipes y duques, incluyendo a la misma reina Victoria -desde su nacimiento hasta su ascensión al trono- y a la princesa Diana.
Visto lo anterior, los próximos días de aislamiento que le esperan a Kate no serán tan solitarios como se podría pensar inicialmente, aunque según The Star, puede que los niños se hayan criado los primeros años en una habitación encantada, pero los duques de Cambridge todavía no han visto nada espeluznante.