Después de años de espera, por fin ha quedado al descubierto la estatua de Diana de Gales que ha conseguido unir a sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, cuya relación no atraviesa por su mejor momento. Han sido los dos al mismo tiempo los que han retirado la lona verde que cubría la pieza de bronce para inaugurar la imponente escultura diseñada por Ian Rank-Broadley, que muestra a la Princesa rodeada de tres niños que parecen buscar cobijo en su figura. "La estatua pretende reflejar la calidez, elegancia y energía de Diana, princesa de Gales, además de su trabajo y el impacto que ha tenido en tanta gente", ha explicado el palacio de Kensington en un comunicado.
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No solo llama la atención ver a la figura de la madre de Guillermo y Harry rodeada de niños, con los que siempre ha tenido un gesto tierno o una mirada de cariño, también es muy significativo el estilo que luce, con una falda recta con gran cinturón y camisa, muy característico de ella y al que alude el mismo comunicado. "El estilo de la vestimenta se basa en el periodo final de su vida cuando había ganado confianza en su papel como embajadora de las causas humanitarias y quiere transmitir su carácter y compasión", cuentan desde Palacio sobre esa Diana cada vez más segura de sí misma y de su trabajo que los ciudadanos recuerdan. Con esta escultura, sus hijos quieren contribuir a que "todos aquellos que visiten el palacio de Kensington se vean reflejados en la vida de su madre y su legado". Además, "querían que la estatua reconociese su impacto positivo en el Reino Unido y en el mundo y que ayude a las futuras generaciones a entender el siginificado de su lugar en la historia".
En la declaración conjunta que los príncipes Guillermo y Harry han difundido con motivo de la inauguración de la estatua, han insistido en el "amor, fuerza y carácter" que siempre han definido a su madre el día en que la Princesa habría cumplido 60 años y en su deseo de que su legado se vea perpetuado. "Cada día deseamos que ella estuviese aún con nosotros y esperamos que esta estatua sea considerada para siempre como un símbolo de su vida y su legado. Gracias a Ian Rank-Broadley, Pip Morrison y sus equipos por su extraordinario trabajo, a los amigos y donantes que han ayudado a hacer esto realidad y a todos aquellos alrededor del mundo que han contribuido a mantener viva su memoria", han afirmado los hermanos.
Este memorial se erige en los jardines de Kensington, a un lado de uno de los caminos del llamado jardín hundido, que ha sido rediseñado para la ocasión, cerca de un espacio abierto entre los setos. Pip Morrison, también presente en la inauguración, ha sido el artífice de un trabajo que ha durado unas 1.000 horas. El nuevo diseño mantiene la estructura que tenía simplificando la disposición de las flores en los bordes y añadiendo más césped alrededor del estanque central con el objetivo de crear un espacio de calma y dar más protagonismo a la estatua. Entre las flores que se han escogido – se han plantado unas 4.000- están por supuesto las favoritas de la Princesa, como los nomeolvides y un buen número de plantas que florecen en primavera y verano en una variedad de tonos pastel que combinan a la perfección.