Hace unos días, Kate Middleton acaparó todos los flashes con motivo del lanzamiento de su último proyecto altruista. Se trata del Royal Foundation Centre for Early Childhood (Centro de la Fundación Real para la Primera Infancia), cuyo objetivo es concienciar sobre la importancia que tiene la educación de los niños en sus primeros años de vida. La lluvia en Londres sorprendió a la duquesa de Cambridge durante la presentación, pero la tormenta no impidió que brillara con luz propia. Kate no dudó en combinar su aplaudido vestido de L. K. Bennett, una de sus marcas favoritas, con un llamativo paraguas arcoíris. El gesto se ha interpretado como un guiño a la bandera LGBT, un colectivo al que Kate y su marido, el príncipe Guillermo, le prestan cada vez más atención en su agenda.
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A su vez, el despliegue de color y sonrisas de Middleton fue entendido como la manera que la duquesa, de treinta y nueve años, siempre ha tenido de enfrentarse a la tormenta, en este caso, figurada, que desde hace meses se vive en el seno de la Familia Real británica. La única controversia ha sido la elección del nombre de la segunda hija de los duques de Sussex. El príncipe Harry y Meghan Markle han llamado Lilibet Diana a la pequeña, en honor a la Reina Isabel II y a la abuela de la pequeña, la recordada Diana de Gales. La polémica ha estado servida, ya que no pidieron permiso a la monarca para usar el nombre con el que cariñosamente es conocida en familia.