En torno a ellos la controversia nunca para. Los duques de Sussex vuelven a estar en el foco de la noticia y esta vez es por un debate que parecía de sobra zanjado: que Archie Harrison y Lilibet Diana no sean príncipes de la Corona Británica. En las últimas horas medios del Reino Unido publican que los hijos de Harry y Meghan nunca serán altezas reales por deseo expreso de su abuelo, el príncipe Carlos. Algunos ven en esto un tema personal derivado de los numerosos problemas que la pareja ha tenido y sigue teniendo con la Casa Real, sin embargo, la explicación podría ser otra. ¿Qué hay detrás de la última polémica?
Los antecedentes
Cuando el primer hijo de los duques de Sussex nació, todavía dentro de la Familia Real británica, se comunicó que por deseo de la pareja, Archie no iba a tener el título de príncipe. Entonces nadie vio en esta decisión un problema, había precedentes de sobra, como los de Zara y Peter Phillips, hijos de la princesa Ana y nietos mayores de la Reina, que nunca tuvieron título y por ello han llevado una vida personal y profesional mucho más libre. La bomba llegó cuando Harry y Meghan dijeron durante la entrevista con Oprah Winfrey que esa decisión y lo que conlleva -protección y la seguridad por parte del Estado- no había sido suya. Es más, dejaron sobre la mesa de forma sutil pero contundente la posibilidad de que hubiera un trasfondo racista en la decisión de que Archie no tuviera el título de príncipe ni el tratamiento de Alteza Real. El debate se reabre ahora en los medios británicos ya que algunos aseguran que Carlos de Inglaterra no tiene intención de que Archie Harrison y Lilibet Diana sean príncipes.
Con la 'ley' en la mano
Muchas cosas han pasado en los últimos meses en la casa de Isabel II, como el fallecimiento de su marido o su deseo de cambiar Buckingham por Windsor, quizá por eso algunos se plantean cómo será el inevitable cambio generacional, lo que no deja de ser un tabú por razones obvias, sobre el que no se espera ningún tipo de confirmación oficial. En ese sentido, se han desempolvado los protocolos establecidos por el rey Jorge V que en 1917 estableció que solo los hijos y nietos del soberano británico tienen derecho automático al tratamiento de Alteza Real y al título de príncipe o princesa. Es aquí donde nace parte de la polémica, ya que muchos se preguntan si los hijos de Harry y Meghan se convertirán en príncipes cuando su abuelo acceda al trono, y esto no es solo un título, es un tema que interesa por motivos de financiación.
¿Puede Carlos cumplir el deseo de una monarquía reducida?
Carlos de Inglaterra lleva décadas deslizando su apuesta por una monarquía reducida, que al fin y al cabo también es lo que pretendía esa decisión del rey Jorge V y es lo que ha ocurrido en el resto de las casas europeas. Es más, durante años se ha apuntado a que el príncipe Carlos no se pudo oponer a que las hijas del príncipe Andrés, Eugenia y Beatriz, fueran princesas, pero sí ha ido frenando las aspiraciones del duque de York de que sus hijas tuvieran funciones oficiales a tiempo completo y que por tanto dependieran del contribuyente. Resultaría hasta contradictorio que el príncipe de Gales hiciera con los hijos de Harry justo lo opuesto a lo que ha buscado en la generación anterior, que es concentrar la atención en pocos miembros.
Sobre esto hay dos opiniones en el Reino Unido, por un lado, están los que aseguran, como Daily Mail, que la intención del príncipe de Gales es cambiar las reglas del juego en cuanto acceda al trono, es decir, impedir que este derecho llegue a los hijos de Harry. Aunque muchos han querido ver en este posible movimiento una forma de castigar a la pareja por su huida, lo cierto es que sería lo lógico si se apuesta por una monarquía con menos personas en primera fila. Sin embargo, el periódico The Times apunta a que Carlos de Inglaterra no tiene forma de evitar que Archie y Lilibet se conviertan en príncipes de forma automática. Expertos en realeza y conocedores del funcionamiento del palacio aseguran al citado medio que ese cambio debería realizarse antes de su llegada al trono para que fuera efectivo, es decir, lo tendría que hacer Isabel II. La Reina utilizaría para ello la misma vía, un decreto real, por la que convirtió a sus bisnietos Charlotte y Louis en Altezas Reales, ya que no estaban cubiertos por esa patente que solo es aplicable a hijos y nietos, con la única excepción del hijo mayor del futuro príncipe de Gales, es decir George, el sí fue príncipe de forma automática.
La vía fácil: un sí, pero no
Hay una tercera posibilidad que puede resultar conveniente para aliviar presión y ganar tiempo, mucho tiempo, que sería el dejar la decisión en manos de Archie y Lilibet. Esta es la apuesta que hace el biógrafo real Robert Lacey, que publicó el año pasado el libro Battle of Brothers centrado en las discrepancias que han surgido que entre Guillermo y Harry. Lacey señala en The Times que se podría optar por dejar en “stand by” el título para que fueran los hijos de los Sussex los que decidieran si lo quieren o no al alcanzar la mayoría de edad. Esto evitaría reformas impopulares en uno u otro sentido, en un momento delicado para todos, además tiene sus precedentes, ya que los condes de Wessex tomaron esa decisión para sus hijos que nacieron como nietos de la Reina y por tanto con ese derecho.
¿Por qué los Cambridge sí y los Sussex no?
En los últimos años todo se ha ido canalizando hacía la futura rama reinante: los Cambridge y George, Charlotte y Louis son príncipes por el hecho de ser los hijos del futuro rey. Ellos ocupan las posiciones tercera, cuarta y quinta en la línea de sucesión desplazando a su tío Harry y a toda su descendencia. Siguiendo esta tendencia, ellos serán los únicos aliados, junto a los duques de Cambridge y a la duquesa de Cornualles, con los que contará Carlos de Inglaterra cuando llegue al trono.
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¿Qué ocurre fuera del Reino Unido?
Con este movimiento el príncipe de Gales seguiría la pauta que se ha venido estableciendo en otras monarquías. En Holanda, por ejemplo, solo son princesas Amalia, Alexia y Ariane, hijas de los Reyes, mientras que sus primos ostentan el título de condes y condesas, y hacen una vida al margen de la Casa Real. En Dinamarca este debate incluso llegó al Parlamento en el 2016, justo antes de que los príncipes Nicolás y Félix –hijos del príncipe Joaquín, segundo hijo de la reina Margarita- cumplieran la mayoría de edad. Varios grupos parlamentarios pidieron que se limitara el número de miembros en activo y preguntaron si los ocho nietos de la Reina iban a depender de financiación pública. La decisión de la soberana danesa fue determinar que solo Christian, el hijo mayor de Federico y Mary, recibiría una asignación estatal. En este caso, sus hermanos y primos sí son príncipes y princesas daneses, pero lo son al “estilo York”, es decir, tienen título, pero no asignación oficial.
También polémico pero celebrado públicamente por todos fue la decisión que tomó el rey Carlos Gustavo de Suecia en el año 2019 al apartar a los hijos de Carlos Felipe y Magdalena de Suecia de la Casa Real. El monarca dejó claro que el futuro solo la princesa Estelle y el príncipe Óscar tendrán que representar al jefe del Estado, abriendo así la puerta a que los hijos de la princesa Magdalena crecieran en los Estados Unidos una posibilidad que no se contemplaba hasta entonces para un príncipe o princesa sueco. Algo similar ocurrió en España tras la proclamación de Felipe VI cuando se estableció que la Casa se componía exclusivamente de don Felipe, doña Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía y los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, dejando al resto en “familia del Rey” que no Familia Real.
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