Meghan Markle fue una de las ausencias más significativas el pasado 17 de abril en la íntima ceremonia funeral que se organizó para despedir al duque de Edimburgo. Dado su avanzado estado de gestación, la mujer del príncipe Harry fue advertida que lo más aconsejable era quedarse en casa y no realizar viajes largos en avión, a lo que se sumó la intención de no querer ser el foco de atención en un día tan conmovedor. Este jueves, tal y como ha informado una fuente a People, se ha conocido que la exprotagonista de Suits entabló una conversación con Isabel II en la que también participó el pequeño Archie, que cumplirá dos años el próximo mes de mayo. Aunque Meghan siguió el funeral en directo por televisión desde su residencia en Santa Bárbara, California, antes quiso ponerse en contacto con la monarca para expresarle sus condolencias y enviarle un mensaje de apoyo. Un gesto que podría haber significado un leve acercamiento entre ambas, a pesar de que la duquesa de Sussex siempre respetó la figura de la Reina en las duras declaraciones que realizó sobre la Familia Real británica.
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La misma fuente afirma que los duques de Sussex tuvieron también una conversación telefónica antes de que se produjera la ceremonia funeral. "Meghan y Harry han estado en contacto todos los días", añadía, y es que el viaje a Inglaterra del nieto de Isabel II con motivo del fallecimiento del duque de Edimburgo no ha sido nada fácil para él. El Duque se ha sentido "terrible" al tener que dejar solos a su hijo y a su esposa, que se encuentra en un estado de embarazo muy avanzado. Meghan insistió a su marido de que ellos estarían bien y así se lo ha hecho saber durante su estancia en Inglaterra, pero estas llamadas tranquilizadoras no evitaron que Harry volviera de inmediato a su hogar en California dos días después del funeral. "Ha sido una semana muy difícil y quiere volver con ella lo antes posible", aseguraba una fuente a Vanity Fair. Apenas ocho días pasaron desde que el hijo del príncipe Carlos volara hasta Inglaterra para pasar unos días en cuarentena preventiva, tal y como exige la normativa actual, hasta que pusiera rumbo de nuevo a Los Ángeles un día antes del cumpleaños de su abuela. Aun así, la pareja no podrá reunirse aún ya que Harry debe estar una semana más aislado y someterse a un test de coronavirus para retomar su vida normal con su familia.
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El homenaje de Meghan al duque de Edimburgo
A pesar de su ausencia y de la llamada con la reina de Inglaterra, Meghan Markle también quiso rendir su tributo personal e individual a Felipe de Edimburgo. Una de las coronas de flores que se depositaron en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor llevaba una pequeña tarjeta con una inscripción escrita a mano por la propia duquesa de Sussex. Pero su tributo al abuelo de su marido no se quedaba ahí: las flores escogidas tenían todas un emotivo significado que estaba ligado con la vida y los orígenes del duque de Edimburgo. Flores locales; acanto, símbolo de Grecia; eryngium, la flor de los marines reales; campánula, que representa gratitud y amor eterno; romero, que significa recuerdo; lavanda y rosas, en honor al mes de junio, en el que el consorte habría cumplido 100 años. Para asegurarse de que todo sería tal cual ella había ideado, recurrió a Willow Crossley, su florista de referencia, quien la ayudó en el diseño de la corona. Unos detalles que Meghan tuvo muy en cuenta para suplir su ausencia a un evento familiar que ha llegado en medio de la tormenta causada por sus explosivas declaraciones en la entrevista con Oprah Winfrey.
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