El deán de Windsor, David Conner, como jefe espiritual de la capilla de San Jorge ha sido el encargado de llevar las riendas del funeral real por el duque de Edimburgo, una ceremonia marcada por las restricciones de la pandemia y por los propios deseos del marido de Isabel II. Como ha hecho en otras ocasiones, el clérigo ha recibido a la monarca aunque esta vez era el encargado de acompañarla en el interior de iglesia en el paseo más difícil de la reina de Inglaterra: la despedida de su gran amor y fiel compañero. El deán ha oficiado la ceremonia funeraria después de que el féretro haya sido dispuesto en el catafalco del interior del coro. "Con corazones agradecidos, recordamos las muchas formas en que su larga vida ha sido una bendición para nosotros. Nos ha inspirado su lealtad inquebrantable a nuestra Reina, su servicio a la Nación y la Commonwealth, su coraje, fortaleza y fe", así ha recordado David Corner al príncipe Felipe al que también ha dedicado un elogio cuando el ataúd ha sido descendido al interior de la bóveda real, donde descansará hasta el momento de la muerte de la Reina, cuando ambos serán sepultados juntos en la capilla conmemorativa del rey Jorge VI.
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Cara Delevingne se despide del duque de Edimburgo con un entrañable recuerdo
Un rostro muy familiar en la Casa Real
El religioso conoce muy bien a los miembros de la Familia Real ya que ha participado en algunos de los eventos y ceremonias más relevantes que los miembros de la Corona británica han protagonizado en los últimos años. Entre sus apariciones más recientes se encuentra la boda de la princesa Eugenia y Jack Brooksbank el 12 de octubre de 2018 en el castillo de Windsor. También se ocupó de darles la tradicional orientación prematrimonial. "Dan la impresión de ser perfectos como pareja", decía en aquel momento. "Son muy naturales el uno con el otro, se divierten mucho juntos y ha sido un verdadero placer trabajar con ellos", añadía. Con ellos ha mantenido una corta conversación a su llegada a la capilla de Sanr Jorge. El deán también ofició la la boda real del príncipe Harry con Meghan Markle en el mismo lugar, cinco meses antes.
David Conner se convirtió en deán de Windsor en 1998 y obtuvo el título de Registrador de la Jarretera, la prestigiosa Orden de Caballeros instaurada en 1348. También fue obispo de las Fuerzas Armadas y Jefe Efectivo de la iglesia anglicana de las Fuerzas Armadas británicas entre 2001 y 2009. Durante los Honores de Año Nuevo en 2010 fue nombrado Caballero Comandante de la Real Orden Victoriana. Asimismo, tiene una excelente relación con su Reina ya que también es su capellán.
La curiosa afición que el duque de Edimburgo compartía con su nieta, Lady Louise Windsor
El arzbobispo que ha modernizado la Iglesia
Junto al deán de la capilla de San Jorge ha estado oficiando el solemne funeral Justin Welby, arzobispo de Canterbury. El primado de la inglesa anglicana ha sido el encargado de leer la segunda lección del pasaje de la Biblia y pronunciar las oraciones y bendiciones tras las cuales ha sonado el himno nacional cantado por el coro. El arzobispo de Canterbury fue nombrado por Isabel II en 2012 y ha sido el encargado de los bautizos de los hijos de los duques de Cambridge, el de los duques de Sussex e incluso el de Meghan Markle, quien tuvo que bautizarse y confirmarse por el rito anglicano antes de contraer matrimonio con el príncipe Harry.
Antes de su nombramiento como máxima autoridad de la iglesia anglicana, la carrera profesional de Welby se forjó fuera de los muros de una iglesia, en un ambiente, a priori tan poco espiritual como el dedicado a la extracción del crudo. En concreto en la petrolera francesa Elf, donde era un importante ejecutivo que acabó recalando como tesorero en Enterprise, una compañía de prospección que operaba en África y el mar del Norte. Durante esos años formó parte de la congregación de la Santa Trinidad en Brompton (Londres) hasta que su vocación religiosa acabó por ser incompatible con el mundo de los negocios y en 1989 abandonó por completo su faceta empresarial siendo ordenado sacerdote en 1993.
En 2011 fue designado obispo de Durham y solo un año más tarde su nombre estaba en la terna de candidatos para ser el nuevo arzobispo de Canterbury. Él mismo decía que le parecía "una broma" y "perfectamente absurdo" que resultara elegido por el poco tiempo que llevaba como obispo pero Isabel II le dio su confianza. La llegada de Welby al arzobispado supuso un aire fresco por su determinación en modernizar la Iglesia: es un ferviente defensor de que las mujeres puedan acceder al sacerdocio.