Con el fallecimiento del duque de Edimburgo se puso en marcha la operación Forth Bridge, mediante la cual Lord Chamberlain y el primer ministro británico Boris Johnson consultan con la reina Isabel II sus deseos acerca del último adiós a su marido, una despedida de la que él mismo dejó claras todas las indicaciones. Estas voluntades se han cumplido en el funeral, lleno de símbolos que han reflejado sus pasiones y su incondicional servicio a la Corona británica a lo largo de prácticamente siete décadas (llevaba 73 años casado con la monarca, desde el 20 de noviembre de 1947, pero ella no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953). Sin embargo, no todo ha podido ser organizado tal y como el propio Felipe de Edimburgo dispuso, sino que han tenido que adaptarse a la crisis sanitaria, con las restricciones que conlleva, y también a la situación actual que existe entre los miembros de su familia.
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-Sarah Ferguson no irá al funeral de Felipe de Edimburgo (y estos otros familiares tampoco)
-El príncipe Guillermo le hace una promesa a su abuelo
Ha pasado más de un año desde el inicio de la pandemia, pero sus consecuencias siguen impactando en nuestro día a día con limitaciones y medidas que también afectan a actos como los funerales. Es por eso que la despedida del duque de Edimburgo ha estado marcada por la distancia social tanto en el cortejo fúnebre como posteriormente en el servicio religioso de la capilla de San Jorge de Windsor, donde Isabel II, quien dice sentir un "enorme vacío" al perder a su compañero de vida, se ha sentado sola. El resto de asistentes se han colocado por unidades familiares y guardando la distancia de seguridad para extremar las precauciones. Además, en el interior del templo todos han usado mascarilla.
En la despedida del consorte de Isabel II, cuyo reinado es el más largo de la historia de Reino Unido, cabría esperar la presencia de representantes de las monarquías de todo el mundo, así como representantes institucionales, allegados y amigos del duque de Edimburgo, pero la crisis sanitaria ha obligado a reducir el número de asistentes a treinta. Una lista de personas en las que se encuentran los miembros de los Windsor, familiares del Príncipe y una gran amiga tanto de él como de la soberana, Lady Penny. Las autoridades del país no han estado presentes, ni siquiera el Primer Ministro porque ha cedido su puesto, y tampoco la realeza internacional. Los Reyes de otros países no pueden viajar a Londres para acompañar a la Corona británica en estos complicados momentos en los que han trasladado sus mensajes de condolencia y cariño.
Cambios en el protocolo por las tensiones familiares
El segundo aspecto que ha modificado la idea del duque de Edimburgo para su despedida es el distanciamiento que hay entre sus allegados. Cabe recordar que tanto el Megxit como la reciente entrevista de los duques de Sussex con Oprah Winfrey en la televisión americana han hecho que la relación del príncipe Harry con su familia cambie. El segundo hijo del príncipe Carlos y Diana de Gales sí ha acudido al último adiós a su abuelo, de hecho llegó el lunes a Londres para cumplir la cuarentena necesaria, pero durante el funeral se ha cambiado el protocolo establecido y no ha estado con su hermano, el príncipe Guillermo, con el que la relación es ahora menos cercana que tiempo atrás. Mientras que en el cortejo fúnebre han tenido entre ellos a su primo Peter Philips, al interior de la capilla el duque de Sussex ha accedido con el conde de Snowdown, hijo de la princesa Margarita y, por tanto, sobrino de Isabel II.
En el funeral ha habido presencia militar dada la vinculación del duque de Edimburgo con el Ejército británico, pero los miembros de la Familia Real no han llevado uniformes militares, sino que en su lugar han vestido de luto, con corbata negra. Ha sido la propia Reina quien ha tomado esta decisión que es insólita puesto que es la segunda vez en más de un siglo que la realeza no usa uniforme para despedir a un monarca o a su cónyuge, como es este caso. El hecho de llevar ropa civil y no traje castrense hace que todos los miembros de la Familia Real sean iguales en esta despedida en la que, de otra manera, el príncipe Andrés y el príncipe Harry hubiesen sido los únicos miembros de la realeza británica que no lucirían uniforme militar. No en vano, el protocolo recoge que ninguno de ellos tiene derecho a usarlos tras dar un paso atrás en los deberes reales.