El duque de Edimburgo sentía una gran pasión por los coches, y aunque condujo varios modelos a lo largo de su vida, siempre hubo uno que le gustó sobre los demás: el Land Rover. Fue en 1953 cuando recibió de la marca un Land Rover Serie 1, y desde entonces hemos visto al marido de la reina Isabel II al volante de muchos de ellos a lo largo de los años. De hecho, fue el último coche que condujo en enero de 2019, cuando tuvo un golpe del que salió ileso, pero que le obligó a retirarse para siempre de las carreteras. Su flechazo con este modelo fue tal, que bromeó con la Reina para diseñar en este modelo su propio coche fúnebre. Dale al play para saber más sobre una de las últimas voluntades del Duque de Edimburgo.
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