Felipe de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, ha fallecido a los 99 años tal y como ha anunciado en un comunicado la Casa Real. "Es con profundo dolor que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo. Su Alteza Real falleció en paz esta mañana en el Castillo de Windsor. Se harán más anuncios a su debido tiempo. La Familia Real se une a la gente de todo el mundo en el duelo por su pérdida.", se puede leer en el texto, que aparece acompañado de una imagen en blanco y negro del Duque, quien a mediados de marzo recibía el alta tras estar un mes ingresado tanto en el Hospital King Edward VII como en St Bartholomew's Hospital. El esposo de la soberana, que iba a cumplir 100 años este mes de junio, recibió "tratamiento por una infección" y fue "operado debido a un problema preexistente".
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Nacido príncipe de Grecia y Dinamarca su destino quedó para siempre unido al del Reino Unido cuando el 20 de noviembre de 1947 contrajo matrimonio con Isabel II con quien tuvo sus cuatro hijos: los príncipes Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. Desde entonces, se ha mantenido como el más fiel vasallo de Su Majestad durante casi siete décadas en las que ha trabajado activamente para la Corona hasta la edad de 96 años. El 3 de agosto de 2017, el duque de Edimburgo pasaba revista a las tropas de la Marina Real por última vez. A partir de entonces pasó a disfrutar de su jubilación. Desde entonces, sus entradas y salidas del hospital han sido relativamente frecuentes y en los últimos tiempos protagonizó un aparatoso accidente de coche del que salió por su propio pie, pero que le costó renunciar a su carnet de conducir. Una vida de leyenda, junto a una de las mujeres más influyentes de la época contemporánea, marcada por una infancia difícil, por un particular sentido del humor y, sin duda, por un matrimonio que cambió para siempre su destino.
Sus primeros años y su llegada al Reino Unido
Aunque nació en Corfú y nació siendo príncipe de Grecia y Dinamarca desde bien joven conoció los sinsabores del exilio tras el gobierno militar que desterró a su padre, el príncipe Andrés, para siempre del país. Su temprana y apresurada marcha de Grecia le hizo no conocer el idioma, pero dejó un poso en él que permaneció durante toda su vida y ha hecho que siempre haya guardado una cercana relación con doña Sofía y la Familia Real española.
Tras una estancia en Francia, a donde llegó en una cuna hecha con una caja de frutas, la familia se estableció en Reino Unido. El Felipe niño fue inteligente, pero siempre "notablemente cortés”, en palabras de su tutor francés Donald Mac Jannet. A los pocos años acudió a la escuela Cheam del condado inglés de Hampshire. Durante su estancia se alojó en el Palacio de Kensington (hoy residencia oficial de su nieto, el duque de Cambridge). Mientras el joven príncipe se formaba al más puro estilo inglés, su familia se resquebrajaba y vivía uno momentos muy complicados. Su madre, la princesa Alice, era internada en un centro psiquiátrico mientras que su padre se mudaba a Montecarlo. De Inglaterra se fue a Alemania. Allí estudió en el colegio privado Schule Schloss Salem y después acabó en el internado escocés de Gordonstoun, por el que muchos años más tarde pasaría su primogénito, el príncipe de Gales.
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Cuando conoció a Isabel II
Alcanzada la mayoría de edad, Felipe entró en la Marina Real británica, una decisión que cambiaría su destino de manera drástica y marcaría de por vida. El mar se convirtió en su pasión y pronto promocionó hasta convertirse, con solo 21 años, en uno de los tenientes más jóvenes de la Marina por su visión estratégica en varias misiones. Fue en esta época donde el apuesto oficial conoció a la por entonces princesa Isabel de 13 años. Ella quedó prendada del apuesto y rubísimo marinero y comenzaron una relación epistolar que culminó el 20 de noviembre de 1947 con una gran boda en la Abadía de Westminster no sin antes renunciar a sus títulos griegos y daneses, convertirse al anglicanismo y tomar el apellido Mountbatten, de la familia de su madre, momento en el que le fue concedido el tratamiento de alteza real. La mar siempre fue su pasión y aunque su carrera terminó en julio de 1951, a lo largo de toda su vida estuvo muy relacionado con las Fuerzas Armadas.
Aunque el matrimonio de Felipe de Edimburgo e Isabel II ha resistido, los años y las décadas hubo quien no lo vio apropiado en su época por no tener suficiente capacidad financiera y por los lazos de sus hermanas con nobles alemanes relacionados con los nazis, en definitiva un príncipe que sintió Gran Bretaña como su patria y se convirtió en el mejor vasallo de Su Majestad. Juntos tuvieron cuatro hijos los príncipes Carlos, príncipe de Gales; Ana, princesa real; Andrés, duque de York y Eduardo, conde de Wessex, que a su vez le han dado ocho nietos y diez bisnietos (el último, hijo de Zara Tindall, nació el 24 de marzo y se llama Lucas Philip, rindiéndole así homenaje a su bisabuelo). Isabel II y el duque de Edimburgo han estado juntos durante 73 años, en un matrimonio de récord que ha celebrado sus bodas de plata, de oro, de diamante y se quedó a un paso de las de brillantes.
Su servicio a la Corona
Incansable trabajador, durante sus casi 70 años de servicio a la monarquía acudió a más de 22.000 compromisos oficiales, a 637 viajes al extranjero y ha dado casi 5.500 discursos. Labores institucionales que ha compaginado con el polo, la equitación, los barcos y los coches. Hasta el momento de su muerte, el duque de Edimburgo era patrón, presidente o miembro de más de 780 organizaciones, con las cuales seguía vinculado, aunque en sus últimos años no acudía a los compromisos.
El duque de Edimburgo tenía un particular sentido del humor alejado de la corrección política, que en más de una ocasión han dejado sin palabras a sus interlocutores y que han levantado ampollas en Reino Unido. Genio y figura para el hombre que siempre caminó dos pasos por detrás de Isabel II.