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La reina Isabel II está a buen seguro entusiasmada ante una de las actividades extraescolares que sus bisnietos han empezado recientemente. Los hijos de los duques de Cambridge, los príncipes George, Charlotte y Louis, están recibiendo sus lecciones iniciales de montar a caballo tras haber adquirido sus primeros ponis. Tal y como informa el diario The Times, los pequeños iniciaron las actividades de equitación durante las semanas de confinamiento en su residencia en Norfolk, Inglaterra, y "se han convertido en ávidos montadores en los últimos meses". El príncipe Guillermo y Kate Middleton están muy interesados en que sus hijos aprendan esta nueva disciplina que ya forma parte de la tradición de los Windsor, aunque han asegurado que también es de vital importancia que obtengan un enfoque más práctico realizando otro tipo de tareas como el mantenimiento de sus ponis o la limpieza de los establos.
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Según el medio británico, la reina Isabel II "se está interesando mucho en el progreso de sus bisnietos" y espera poder contar con ellos el próximo verano para sus paseos en caballo por Windsor y Balmoral. La monarca ha recibido con gran entusiasmo esta nueva disciplina que están llevando a cabo los pequeños ya que los caballos son una de sus "mayores pasiones", tal y como menciona la web oficial de la Familia Real. Pero el interés por la equitación de los hijos de los duques de Cambridge no es nueva; Hello! informó en 2018 que el príncipe George, el mayor de los tres hermanos, recibió algunas clases en Windsor con un poni de Zara Tindall, la prima del príncipe Guillermo. "William y Kate estaban realmente interesados en que George montara; es algo que todos los miembros de la realeza hacen", confesaba una fuente cercana a la familia. Además, en 2016, Kate Middleton ya mencionó la admiración de su hija Charlotte por los animales ecuestres en una conversación con la jinete paralímpica Natasha Baker, en la que además aseguró que "haría todo lo posible para animarla" en el desarrollo de la actividad.
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Una tradición ecuestre muy arraigada
Los bisnietos de la Reina están siguiendo los pasos de su padre, el príncipe Guillermo, quien con tan solo 4 años ya montaba en poni bajo la atención de la princesa Diana, dando pequeños paseos en Highgrove, la residencia que compartía la familia junto al príncipe Carlos. La princesa Ana es otra de las grandes fanáticas del mundo ecuestre. No en vano compitió en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976 en esta categoría y se convirtió en patrocinadora de la organización benéfica Riding for the disabled con tan solo 19 años. También fue la presidenta de la Federación Ecuestre Internacional entre 1986 y 1994. En unas declaraciones que hizo a finales de 2019, la hija de la Reina aseguraba que a sus 69 años todavía sigue montando a caballo asiduamente y hacía alusión a que su madre también seguía realizando esta actividad.
De generación en generación
En pleno confinamiento y a sus 94 años, Isabel II paseaba con su poni por el castillo de Windsor, una actividad indispensable para ella. Otro miembro de la Familia Real británica que tienen una gran conexión con la disciplina ecuestre es Zara Tindall, quien ha seguido el legado de sus padres. La hija de la princesa Ana fue elegida para participar en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, pero no pudo competir a causa de una lesión de su caballo. Cuatro años más tardes, debutó en la misma competición que tuvo lugar en Londes en 2012 y en la que consiguió la medalla de plata. El príncipe Carlos, junto a sus hijos, Harry y Guillermo, han protagonizado numerosas jornadas de polo, dejando patente que es uno de los hobbies preferidos de la Familia Real británica.
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