Las declaraciones del príncipe Harry y Meghan Markle durante su encuentro con Oprah Winfrey han originado una reacción en cadena de acontecimientos que no solo ha tenido a la familia real como protagonista. Algunas de sus afirmaciones han estado en el centro del debate público (se cuestiona su veracidad), sobre todo las que implicaban a terceras personas que ahora comienzan a pronunciarse tras haber sido aludidos directamente. Ocurrió con el príncipe Guillermo cuando negó tajante las especulaciones sobre la conversación que algunos miembros de la familia habrían tenido con Meghan sobre el color de piel de su hijo Archie. Ahora, y según publica Daily Mail, el reverendo Mark Edwards, vicario de las iglesias St.Matthew's (Dinnington) y St. Cuthbert's (Brunswick) ha desmentido que Justin Welby, arzobispo de Canterbury, casara a la pareja tres días antes de su multitudinario enlace en mayo de 2018 como aseguró Meghan. Tras las diversas solicitudes de bodas privadas, el vicario se puso en contacto con la oficina del arzobispo, donde le aseguraron que "Justin Welby no hace bodas privadas, Meghan es estadounidense, no lo entiende".
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En su conversación con Oprah, la duquesa de Sussex explicó que antes de darse el “sí quiero” ante millones de personas, intercambiaron sus votos en el jardín de manera privada. “Nadie lo sabe, pero llamamos al arzobispo (de Canterbury) y le dijimos: Mira, este espectáculo es para el mundo, pero queremos nuestra unión entre nosotros” dijo una emocionada y sonriente Meghan, de 39 años. Un recuerdo precioso que no es verdadero, al menos del todo, pues sí que estuvieron con el arzobispo Justin Welby, aunque este no les casó en aquel encuentro.
Una conversación privada, pero no una boda
Aunque el arzobispo de Canterbury no ha querido hacer declaraciones, ha sido el reverendo Edwars el que ha explicado en Daily Mail lo ocurrido, contando que Justin Welby “tuvo una conversación privada con la pareja en el jardín sobre la boda, pero les puedo asegurar que no se celebró ninguna boda hasta el evento nacional televisado”. Este comentario apoya lo que indican precisamente las normas de la Iglesia de Inglaterra, que ya se habían recordado tras escuchar esta sorprendente afirmación de la duquesa de Sussex: se requieren dos testigos para que cualquier boda sea válida y además las ceremonias tienen que celebrarse en un lugar de culto que permita el acceso del público sin restricciones, porque hay que darles la oportunidad de presentar objeciones.
Las palabras de los duques de Sussex han generado un intenso debate público y opiniones encontradas en diversos sectores. La familia real ha respondido confesándose apenada tras conocer cómo se sintieron en los últimos años además de desmentir, lo hizo el príncipe Guillermo, que algunos de sus miembros tuvieran una opinión de rechazo a los orígenes de Meghan. Entre otras cuestiones, los Duques hablaron de su relación con la reina Isabel, del desencuentro que tuvieron Meghan y Kate antes de la boda de la duquesa de Sussex y de los preocupantes pensamientos que tenía Meghan durante su primer embarazo.