Desde que tomaron la histórica decisión de abandonar la casa real británica, los duques de Sussex viven permanentemente bajo el ojo del huracán. El mal llamado 'Megxit' –ya que según ha trascendido la decisión fue más de Harry que de Meghan- ha polarizado las opiniones dentro y fuera del Reino Unido. Indudablemente cuentan con numerosos apoyos en su nueva andadura, pero sin dejar de recibir críticas casi diarias por todos y cada uno de sus actos. El último ataque llega de forma inesperada y a cuenta de un tema que parecía de lo más inocente: uno de los detalles de su felicitación navideña.
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Hace unos días los duques de Sussex compartieron su primer “christmas” desde los Estados Unidos. Una felicitación que, si bien no era todo lo deseado ya que todos querían ver una foto de Archie, al que no se ve desde mayo de 2020, sí era original y sobre todo solidaria, ya que quisieron que fuera la organización benéfica Mayhew, encargada del bienestar animal y con la que Meghan trabaja, la que la difundiera, dándole así una visibilidad a su causa casi impagable en términos publicitarios.
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La felicitación elegida fue una ilustración realizada a partir de una fotografía tomada por Doria Ragland, madre de la duquesa, en el jardín de la casa familiar que se compraron en Montecito, en el condado californiano de Santa Bárbara. En ella se puede ver a Meghan y Harry jugando con Archie junto a sus dos perros, Guy y Pula. Todos vestían ropa informal y no faltaban algunos detalles navideños. Es más, afinando el tiro y cubriéndose las espaldas ante posibles críticas, incluso aclararon que el árbol de Navidad que sale está vivo y será replantado una terminen las fiestas. ¿Por dónde vino el problema entonces? Algunos medios británicos han calculado que esa encantadora casita de juegos, hecha de madera con techo de paja y dos ventanitas, cuesta entre 5000 y 6000 euros, lo cual ha sido calificado de “derroche” o de “lujo”.
Por otro lado, y mientras arrecian las críticas, HELLO!, la edición británica de ¡HOLA!, ha reparado en un detalle: cuando los duques de Sussex compraron su nueva residencia familiar, esa casita de juegos ya estaba allí. La cabaña infantil se encontraba en el listado de lo que contenía la propiedad en el momento de la venta, igual que un espectacular parque infantil que llama la atención desde lejos, una zona en el jardín para tomar el té, la piscina, el cine, la rosaleda escalonada o el jardín de inspiración mediterránea.
Lo cierto es que este “dardo navideño” no resulta sorprendente, ya que los Sussex mantienen una batalla en los tribunales con esa cabecera, pero también hay que decir que no son los únicos que se suman a esta crítica. En definitiva, según pasan los meses y Harry y Meghan comienzan a desarrollar su vida en los Estados Unidos, hay algo que salta a la vista: en el Reino Unido hay un sector que no parece dispuesto –al menos de momento- a “perdonar” la decisión tomada por el nieto de la Reina y su mujer.
La otra casita
Volviendo a la casita infantil, conviene recordar que la primera que tuvo una cabaña espectacular en su jardín fue la propia Reina de Inglaterra. Una cabaña de juegos que se construyó en los terrenos del Royal Lodge de Windsor y que hizo las delicias de su infancia y de la de su hermana Margarita. Tanto es así que esa casa a la que llaman Y Bwthyn Bach y en la que posó el rey Jorge con toda su familia. Ese juguete en cuestión consta de dos plantas, un cuidado tejado típico de la campiña británica, una falsa chimenea y un mobiliario completo, como una cocinita metálica de las antiguas, un comedor de madera y sofás llenos de ositos de peluche.
Esta cabaña no sólo marcó la infancia de la Reina de Inglaterra, las generaciones siguientes la han disfrutado y los arreglos han sido constantes para poder manterla. El príncipe Carlos jugó en ella y se compartieron algunas imágenes del Heredero en la puertita de su particular fortaleza. Lo mismo han hecho las generaciones siguientes. Beatriz y Eugenia de York le tienen especial cariño, sobre todo porque se encuentra en los mismos terrenos que la residencia oficial de los York, por lo que para ellas siempre ha sido un “juguete” accesible. De hecho, fue Beatriz de York quien lideró la última reforma que se hizo en el año 2012 y recibió a las cámaras de la BBC para mostrarla, una renovación que hizo posible que la siguiente generación, compuesta ya por los bisnietos de la Reina y el duque de Edimburgo, también la puedan disfrutar.
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