Como cada año, los británicos celebran el Día del Armisticio, que marca el final de la Primera Guera Mundial y recuerdan a los caídos en la contienda. Algunas cosas no han cambiado. Las amapolas siguen adornando las solapas de la familia real y de las autoridades como símbolo de las flores que brotaron de los campos arrasados de Flandes y el monumento londinense del Cenotafio vuelve a ser el epicentro de este homenaje a los combatientes que se dejaron la vida en el campo de batalla. Sin embargo, este año ha sido muy diferente. La familia Real, que no se reunía en público desde que comenzó la pandemia, arropa a la Reina en la sede del ministerio de Exteriores, pero distribuyéndose en los balcones de manera que se mantengan los dos metros de distancia de seguridad recomendada. Además, no ha habido el tradicional desfile militar por las calles, tampoco el concierto previo en el Royal Albert Hall y el acto en el cenotafio ha estado cerrado al público.
Así celebraba la familia real británia el Día del Armisticio el año pasado
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Los últimos años, Isabel II compartía balcón con la duquesa de Cornualles y la de Cambridge. En esta ocasión, debido a las restricciones, la Monarca ha estado solo acompañada por su asistente, Susan Rhodes, mientras que las duquesas se encontraban en otro de los balcones. El tercero lo han ocupado la condesa de Wessex y Timothy Laurence, esposo de la princesa Ana. De riguroso negro, como manda la tradición, han entonado God save the Queen antes de obervar el solemne el homenaje que rendían a los caídos Carlos de Inglaterra, Eduardo de Wessex y el príncipe Guillermo, en el que colocan una corona de flores a los pies del monumento. La duquesa de Cambridge parecía especialmente conmovida mientras asistían al emotivo tributo.
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Antes de este acto, la Reina, por primera vez con mascarilla en público, acudió a la Abadía de Westminster con motivo del centenario de la tumba del soldado desconocido. Tras participar en una breve ceremonia, depositó sobre la tumba una réplica del ramo de flores que llevó en su boda con Felipe de Edimburgo, en 1947, como forma de tributo personal.
La ausencia de los duques de Sussex
Además de los condicionantes provocados por la situación sanitaria, otra de las grandes diferencias ha sido la ausencia de los duques de Sussex. Precisamente este acto fue el último al que acudieron el año pasado antes de iniciar su retiro en Canadá. Se trata de una conmemoración muy significativa para el príncipe Harry, que lamentaba recientemente en un podcast militar llamado Declassiffed no poder participar como cada año. "El acto del recordar, del recuerdo, es un profundo acto de honor. Es cómo preservamos el legado de generaciones enteras y mostramos gratitud por los sacrificios que hicieron para que podamos vivir como lo hacemos hoy", decía el Duque, que pasó una década sirviendo en el Ejército y siempre ha estado muy vinculado a los veteranos de guerra. A pesar de que en esta ocasión no ha podido depositar la corona de flores en el cenotafio, asegura: "Aunque no podamos estar juntos, siempre recordaremos juntos".
Es el segundo acto oficial desde que comenzase su aislamiento en marzo en el que vemos a Isabel II. El primero fue hace unas semanas cuando visitó un laboratorio de Defensa junto a su nieto, el duque de Cambridge, poco antes de que volviese al Castillo de Windsor con su marido para iniciar el segundo confinamiento que ha sido decretado para Inglaterra. También es la primera vez que la familia se reúne en público desde el Día de la Commonwealth, que tuvo lugar el pasado 9 de marzo y supuso la despedida de Meghan Markle y el príncipe Harry como miembros senior de la Casa Real. Fue el último compromiso oficial en el que participó la pareja antes de comenzar su nueva vida en Estados Unidos. Mucha cosas han cambiado desde entonces.