Desde hacía siete meses el corazón físico de la monarquía británica, el Palacio de Buckingham, había permanecido cerrado. Con Isabel II, que cumplió 94 años el pasado mes de abril, extremando las precauciones e instalada en hogares más íntimos y seguros, la residencia real había perdido toda la atención. Sin embargo, este miércoles la agenda oficial ha incluido un acto de la máxima relevancia institucional y lo ha hecho precisamente en el mítico palacio londinense, pero esta no ha sido la única novedad: los duques de Cambridge han sido los encargados de ejercer de anfitriones y de representar a la Reina ante un mandatario extranjero.
El príncipe Guillermo y la duquesa de Cambridge tienen la total confianza de la Reina, al menos así se está analizando en el Reino Unido el que ellos se hayan encargado de la primera audiencia real que tiene lugar en el Palacio de Buckigham desde que comenzara la crisis sanitaria. Los Duques han recibido al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy y a su esposa Оlena, en el espléndido Salón del Trono y lo han hecho siguiendo el mismo protocolo que hubiera llevado a cabo la soberana aunque con restricciones, es decir, sin apretones de mano y con una conversación en sillones algo más distanciados de lo habitual.
Las imágenes nunca vistas de George, Charlotte y Louis de Cambridge
El mandatario y la primera dama ucraniana, que han llegado a Londres con una delegación ministerial en un viaje oficial de dos días para firmar un acuerdo sobre política y comercio con Boris Johnson, han tenido como anfitriones a los duques de Cambridge, mientras que el príncipe Carlos, a petición de la Reina, ponía rumbo al Golfo Pérsico el pasado domingo para trasladar sus condolencias por el fallecimiento del Emir de Kuwait y reunirse con el nuevo jefe del Estado, el jeque Nawaf al-Ahmed al-Jaber al-Sabah.
Esta presencia se suma a una agenda cada vez más intensa para los duques de Cambridge. Si durante el encierro estuvieron trabajando desde casa, ahora multiplican sus actos en el exterior. Juntos o por separado, Guillermo y Kate han vuelto a reunirse con los miembros de las fundaciones que representan, han estado con los trabajadores sanitarios y han divulgado de manera amena, en compañía de sus hijos o con David Attenborough, su preocupación por medio ambiente. Así que era cuestión de agenda que su presencia se extendiera a actos de índole puramente institucional y de representación, como esta reunión con el presidente ucraniano. Si bien llama la atención, al tratarse de la primera audiencia real de esta nueva era marcada por una pandemia sin precedentes y que está obligando a la Reina a delegar más que nunca, no hay que olvidar que no es la primera vez que los duques de Cambridge reciben a un mandatario extranjero. Guillermo y Kate suelen estar presentes en todas las cenas de Estado e imborrable es esa imagen del matrimonio Obama estrechando la mano de un pequeño George que les recibió con pijama y bata.
En cuatro años han dado un giro a su popularidad
Lo cierto es que viendo a los duques de Cambridge nadie recuerda que solo hace cuatro años el príncipe Guillermo atravesó una acusada crisis de popularidad. En ese momento el segundo en la línea de sucesión al trono británico había apostado por compatibilizar sus funciones oficiales con un trabajo como piloto aéreo en los servicios de emergencia East Anglian Air Ambulance. Las críticas se desataron cuando su presencia se redujo a un acto oficial al mes mientras se sometía a escrutinio el número de horas que prestaba servicio en un trabajo que le apasiona, el de piloto de helicópteros, y del que donaba el sueldo. Por aquel entonces, como suele ocurrir, las opiniones se dividieron y mientras le llovían las críticas por no dedicar a la institución el tiempo que se espera del segundo en la línea de sucesión, otros recordaban que es un trabajo con el que literalmente se salvan vidas y que estar en la calle es la mejor forma de tomar el pulso a la comunidad en la que reinará en el futuro. Por aquel entonces el escenario era muy diferente. El príncipe Harry era el más carismático, el que más actos llevaba a cabo y el que tenía una mayor presencia oficial sobre todo en el extranjero. En este sentido, algunos apuntaron a que el príncipe Guillermo atravesaba un momento en el que cualquier persona desearía un tiempo de tranquilidad para estar con los suyos y disfrutar de la familia que había creado.
Tampoco se puede obviar que en este resurgir de los duques de Cambridge (por llamar así a una época en la que gozan de apoyo, popularidad y están muy presentes en la vida oficial) puede haber tenido algo que ver la repentina salida de los duques de Sussex. Si durante un tiempo Harry y Meghan eran la novedad y acaparaban todos los titulares, ahora, con ellos lejos del Reino Unido y después de un tiempo de apariciones vía telemática, Guillermo y Kate han vuelto con más fuerza que nunca.
El deseo del príncipe Guillermo para ayudar en la pandemia
Si bien él nació como segundo en la línea de sucesión al trono británico, ella se ha ganado su puesto en una carrera de fondo en la que no se ha permitido ningún traspiés ni ha pisado terrenos incómodos para la monarquía. En el último ranquin publicado por YouGob (una firma internacional de investigación de mercados y análisis de datos basada en Internet y con sede en el Reino Unido) se puede ver cómo en el último periodo la mujer más admirada en el Reino Unido es Isabel II (muchos alaban el apoyo que ha prestado a los ciudadanos en tiempos de COVID con sus mensajes) y que a ella le siguen Michelle Obama, la política neozelandesa Jacinda Ardern y, en el cuarto puesto, la duquesa de Cambridge. Meghan también figura en ese listado, pero lo hace en la undécima posición.
El príncipe Guillermo también obtiene su reconocimiento y con nota. Él es el único varón de la Familia Windsor que tiene un hueco en ese listado de personalidades admiradas a lo largo de este 2020 en el Reino Unido que encabeza su amigo David Attenborough, en el que Barack Obama ocupa el segundo puesto y en el que duque de Cambridge está en la tercera posición, por delante de Bill Gales, el Dalai Lama, Boris Johnson o Jeremy Corbin.