A pesar de que Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi se casaran en una ceremonia privada ante un puñado de invitados, ha sido una de las bodas reales más positivamente comentadas tras la difusión de los retratos oficiales. Desde entonces se esperaban con afán los recuerdos conmemorativos del sí, quiero, una tradición real imbatible en el Reino Unido aun en tiempos del coronavirus. Ya a mediados del siglo XIX reinaban los hoy populares souvenirs en los estantes y alacenas británicas. Ni siquiera Charles Dickens podía contener aquellos días de nupcias de la reina Victoria y el príncipe Alberto en 1840 la alegría por el enlace, como le reconocería a un amigo por carta: “La gente está desquiciada con la boda de Su Majestad, y siento decir que hasta yo estoy irremediablemente enamorado de la Reina”.
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Desde ayer, los artículos de la última boda real del Reino Unido ya se encuentran disponibles en el sitio web de la organización benéfica Royal Collection Trust, que anunció el lanzamiento de esta colección para celebrar y rememorar el día especial de la princesa Beatriz y Edoardo Mapelli Mozzi, si bien en su momento no se hizo público con anticipación que la ceremonia sería el 17 de julio en la Capilla Real de Todos los Santos en Royal Lodge, Windsor. La taza de porcelana, una de las piezas principales de este set especial para la hora del té, puede adquirirse por alrededor de los 44 euros y se fabricó utilizando métodos tradicionales. El diseño floral presenta una abeja que simboliza la manera en que amigos y familiares se dirigen a Beatriz de York. También cuenta con las iniciales de la pareja a ambos lados, una corona sobre la de ella y está dorada con oro de 22 quilates.
También han salido a la venta un pastillero decorado igualmente con las iniciales (alrededor de 40 euros) y un paño de cocina de algodón (11 euros), dos adornos para el árbol de Navidad (14 y 16 euros), las clásicas galletas de mantequilla de cualquier merienda británica (3 euros) y un paquete de trufas de fresa (10 euros). La taza y el pastillero llevan representaciones de rosas, como las que se incluyeron en su ramo de novia; peonías, flores de limón, cardos, que aluden al cariño que la pareja siente por Balmoral; y rosas blancas de York, según informó Royal Collection Trust en un comunicado: “Todos los beneficios de las ventas de la colección conmemorativa serán destinados a The Royal Collection Trust, la organización benéfica registrada responsable del cuidado y conservación de la Royal Collection, y la promoción al acceso y el disfrute a través de exposiciones, publicaciones, préstamos y programas educativos”.
La pareja originalmente iba a casarse en una ceremonia en la Capilla Real a la que seguiría una recepción en los jardines del Palacio de Buckingham, pero su boda real se pospuso debido al brote de coronavirus. Finalmente la princesa Beatriz optó por un enlace de pequeñas dimensiones debido a las restricciones sanitarias, pero que garantizase la marcha nupcial del brazo de su padre, el príncipe Andrés. No faltaron por supuesto la reina Isabel y el príncipe Felipe, que apoyaron a su nieta con su presencia y otras demostraciones de cariño. Los artículos que hoy celebran el gran día de Beatriz de York salieron a la venta la víspera a la inauguración de la exposición de su majestuoso vestido de novia, un diseño con mucha historia y muchas vidas que Norman Hartnell hizo en la década de los 60 para Isabel II, que vuelve a ser centro de atención en el Castillo de Windsor, desde el 24 de septiembre hasta el 22 de noviembre.
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