Hay tradiciones que no se rompen ni en tiempos del coronavirus. Las vacaciones de Isabel II en Balmoral y las puntuales visitas de los miembros de la Familia Real británica, que recalan a lo largo del verano en la finca escocesa, son de esas inquebrantables y han supuesto el feliz reencuentro familiar tras largos meses de separación por el confinamiento. Los Cambridge se pasaron por allí el pasado fin de semana apurando los últimos días de descanso antes de la vuelta a las obligaciones. Como cada año, el príncipe Guillermo participó en la cacería de urogallos acompañado por el mayor de sus tres hijos, el príncipe George, de siete años, que seguía sus pasos con absoluta devoción.
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La princesa Charlotte puede haber heredado los ojos de su padre, pero el príncipe George ha heredado sus pasiones. Todas: los helicópteros, la afición al Aston Villa, su sentido de la milicia... y ahora también la caza. El pequeño Príncipe ya está muy familiarizado con esta práctica arraigada en el clan de los Windsor. El propio príncipe Guillermo, así como el príncipe Harry, cogió la escopeta a muy temprana edad. Lo cierto es que toda la realeza en general gusta de las cacerías, si bien no resultan del agrado de ciertas sensibilidades. Diana de Gales llamaba a sus cazadores intrépidos “ballenas asesinas” y el Duque de Sussex colgó las armas a raíz de su relación y posterior boda real con Meghan Markle.
La jornada de caza tuvo lugar en Corgrarff, una aldea próxima a Balmoral donde la Familia Real británica tiene 2.940 hectáreas de coto privado. El pequeño lo pasó en grande como otras tantas veces que ha presenciado las cacerías de su padre. Parece que la Duquesa de Cambridge se unió a su marido y a su hijo mayor, mientras los príncipes Charlotte y Louis les aguardaban en casa, pero la oficina de Kensington no ha confirmado esta información. Fuentes cercanas a palacio revelaron al Daily Mail que estuvo también en las tierras altas del norte la princesa Ana estrenando sus fabulosos 70, recién cumplidos el 15 de agosto, acompañada por su marido, el vicealmirante Tim Laurence, y por su hijo mayor, Peter Philips, que hizo parada en la finca escocesa con sus dos hijas, Savannah (2010) e Isla (2012), como acostumbraba antes de su separación de Autumn Kelly.
También participaron en la cacería el príncipe Eduardo y su hijo pequeño, el vizconde James de Severn (2008), que se reunieron con la Condesa de Wessex y Lady Louise Windsor (2004) y el resto de la familia en el posterior almuerzo. No aparecieron por allí en ningún momento los miembros senior, ni la reina Isabel ni el príncipe Carlos con la Duquesa de Cornualles, según detalla el periódico británico. Pero las vacaciones reales de los Windsor en Balmoral siempre incluyen más de una jornada de caza, dado que la temporada del urogallo autóctono coincide precisamente con su estancia estival, desde el Glorioso Doce (12 de agosto) hasta el 10 de diciembre. Así que volverán, porque hay tradiciones que no se rompen.