Nada más comenzar la crisis sanitaria, los duques de Cambridge se trasladaron a su casa de campo de Anmer Hall. A pesar de que ambos han seguido cumpliendo con sus compromisos oficiales tanto de manera virtual al principio como presencialmente en la última etapa, en esta esta espectacular vivienda ubicada en el Condado de Norfolk han alargado su estancia y han permanecido durante la mayor parte del verano. Sin embargo, ahora que las vacaciones acaban y en solo unos días comienza el curso para sus hijos mayores en la escuela Thomas's Battersea de Londres, el príncipe Guillermo y Kate Middleton han hecho con sus niños una escapada que esconde un gran significado. Y es que en esta recta final de la temporada estival han querido reencontrarse con la reina Isabel y Felipe de Edimburgo, a los que no veían desde antes del confinamiento. Para ello se han desplazado hasta Balmoral, donde la soberana y su marido están instalados desde principios de agosto.
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Tal y como recoge The Sun, durante esta visita familiar a Escocia siguieron en todo momento las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias puesto que tanto la Reina como su marido forman parte del grupo de riesgo debido a su edad -ella tiene 94 años y él 99-. Pero esta nueva normalidad no impidió a Isabel II estar al lado de sus bisnietos, con los que salió a jugar al gran jardín que rodea el castillo y disfrutó de la naturaleza. "Aunque hay procedimientos muy estrictos con el distanciamiento social, han podido encontrar formas de verse afuera. Obviamente, ha sido un año difícil para ellos al ver al país lidiando con la pandemia, por lo que todos sus familiares estaban ansiosos por ir allí para mostrar su apoyo". ha dicho una fuente en el citado medio acerca de la esperada visita de Kate, Guillermo y sus pequeños. Un reencuentro que se produce días después de la estancia en Balmoral de otros seres queridos como el príncipe Eduardo y la condesa de Wessex con sus hijos o la princesa Ana, quien recientemente cumplía 70 años.
Un verano atípico pero muy entretenido
Esta salida no es la única que han hecho los duques de Cambridge. A pesar de que estamos ante una temporada estival atípica, ambos se han esforzado por buscar planes familiares sin necesidad de salir del Reino Unido. Con la máxima discreción, pero sin esconderse de turistas y lugareños, Guillermo y Kate llevaron a sus hijos a las islas Sorlingas, un archipiélago compuesto por cinco islas habitadas y muchos islotes, que se encuentra en el extremo suroeste de Gran Bretaña. El matrimonio fue visto por algunos vecinos montando en bicicleta por la isla de Tresco, la segunda más grande del archipiélago. Se trata de un destino muy importante para el príncipe, que ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión al trono británico. No en vano, en 1989 disfrutó de este recóndito lugar con su hermano pequeño, el príncipe Harry, y sus padres, Carlos de Inglaterra y Diana de Gales.
Durante el tiempo que han estado en Norfolk los niños han mantenido una férrea disciplina. Han seguido el curso escolar de manera electrónica, han aplaudido en la puerta de casa para agradecer su labor a los profesionales que han estado en primera línea durante la pandemia, han cocinado, jugado... Además, cuando el colegio terminó han hecho otras actividades entre las que se incluye la artesanía. Los niños estuvieron en Mable’s Paint Pot de Kings Lynn, un local en el que se puede pintar cerámica y en cuyas paredes plasmaron sus huellas en diferentes colores junto a su inicial y su edad.