Beatriz de York y Edoardo Mapelli se convertían este viernes en marido y mujer. Lo hacían por sorpresa, sin previo aviso, sin invitados ilustres ni cámaras de televisión que inmortalizaran el esperado momento. La pareja ha querido casarse en la más estricta intimidad y respetando las medidas de seguridad e higiene impuestas a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, que les obligó a posponer su enlace, previsto en un principio para el 29 de mayo. Eso sí, no han faltado las esperadas fotos oficiales del enlace, en las que además de a los recién casados podemos ver a la Reina y al duque de Edimburgo, que han sido de los pocos invitados a la ceremonia, junto a los padres y hermanos de los novios y el hijo de Edo, Christopher Woolfie. El niño, de poco más de tres años, ha sido el padrino más joven que se ha visto en una boda real. La novia llegó al altar acompañada por su padre, el príncipe Andrés.
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Exultantes y muy sonrientes, Beatriz de York y Edoardo Mapelli han sido inmortalizados a la salida de la Capilla Real de Todos los Santos, ubicada en el Royal Lodge, el Gran Parque del Castillo de Windsor. La princesa lucía un diseño de estilo vintage, que perteneció a la reina -fue creado por el que fue modisto real, Norman Hartnell- y que se ha convertido en una de las piezas prestadas que ha lucido la novia.
El vestido es de seda de tafetán en tono marfil, con mangas de organza y un corpiño geométrico con brillantes engarzados, que ha sido adaptado para la novia por Angela Kelly y Stewart Parvin. El conjunto iba coronado por una tiara de diamantes, también perteneciente a su abuela y que Isabel II usó el día de su propia boda-. La joya procedía originariamente de un collar de diamantes que la reina Victoria llevó en su boda, pero fue transformado en tiara en 1919 por Garrard and Co. El novio, por su parte, ha lucido un clásico traje de mañana.
En estas fotografías que la princesa Beatriz y Edoardo Mapelli han compartido del día de su boda, podemos ver cómo la Reina, vestida de azul celeste, y el duque de Edimburgo miran con orgullo a su nieta y su ya marido una vez celebrada la ceremonia, que ha sido íntima pero muy emotiva. Según ha informado Palacio, el servicio ha estado oficiado por el reverendo Paul Wright, subdecano de la Capilla Real y el reverendo Martin Poll, capellán de la Reina, y ha incluido la lectura de los poemas favoritos de los novios por parte de sus respectivas madres: Soneto 116, de William Shakespeare, y I carry you in my heart, de E.E. Cummings. De acuerdo con las recomendaciones de las autoridades, no ha habido música en directo en la boda, aunque no ha faltado la reproducción de una selección de canciones, así como del himno nacional.
Anillos distintos y un ramo con jazmín, rosas y mirto
Ante algunos de sus familiares y seres queridos más cercanos, la hija del duque de York y su ya esposo se juraban amor eterno y se intercambiaban los anillos, que no son iguales entre sí: el anillo de la Princesa Beatriz ha sido diseñado por Shaun Lane, mientras que el anillo de Edoardo Mapelli es una pieza antigua, ahora transformada en una banda de oro diseñada por Josh Collins.
En cuanto al ramo que llevaba la princesa Beatriz, se preparó con jazmín y rosas, en tonos pastel. Y, siguiendo la tradición real, se incluyeron también unas ramitas de mirto. Tras la boda, el ramo fue despositado sobre la tumba del 'soldado desconocido' en la Abadía de Westminster. Un gran cierre para el día más especial de Beatriz y Edoardo, que se juraban amor eterno en una inesperada ceremonia ante sus familiares y seres queridos más cercanos.
Así es la capilla en la que Beatriz de York se ha casado en Windsor