El pasado mes de marzo, cuando la crisis sanitaria llegó al Reino Unido, Isabel II dejó el Palacio de Buckingham para instalarse en el castillo de Windsor junto a su marido, el duque de Edimburgo. A lo largo de estas semanas, la monarca se ha dirigido a la nación en dos discursos grabados desde una de las salas de esta fortaleza y ha estado en contacto con el Boris Johnson, el Primer ministro británico, para conocer la situación del sector sanitario de su país, pero su agenda oficial ha quedado cancelada sin fecha prevista para regresar. La rutina de la Reina nada tiene que ver con la de antes, ha dado un giro radical. La abuela de los príncipes Guillermo y Harry dedica ahora las mañanas a dar rienda suelta a una de sus pasiones, montar a caballo. Concretamente suele apostar por un pony de color negro llamado Carltonlima Emma. Conduciendo su propio vehículo, suele desplazarse hasta Home Park, donde están sus establos. Va sola, sin escoltas, sin empleados y sin familia, puesto que su intención es evitarles una exposición a la pandemia. La única persona que está con ella es Terry Pendry, el encargado de los equinos reales.
El matrimonio cuenta en casa únicamente con la compañía de 22 personas que forman parte del personal. Todo este equipo ha tenido que mantenerse lejos de sus propias familias para así asegurar que Isabel II y el duque de Edimburgo se expongan a un posible contagio. Precisamente por seguridad, los hijos, nietos y bisnietos de la Reina no han podido acercarse a Windsor durante el confinamiento a pesar de que algunos como los príncipes Andrés y Eduardo viven muy cerca. Sin embargo, tal y como recoge Daily Mail, ambos han estado en contacto con sus seres queridos mediante diferentes videollamadas. De hecho, recientemente se ponían en contacto con los duques de Sussex, quienes están instalados en Los Ángeles, para poder felicitar al pequeño Archie Harrison en su primer cumpleaños. También lo hacían poco antes con Charlotte y Louis de Cambridge.
En todo momento, Isabel II se ha mostrado esperanzada, confiando en que toda esta emergencia sanitaria acabará pronto. Tan convencida está que incluso está haciendo ya planes de cara al futuro. De esta manera, ha comenzado a recopilar ideas para festejar por todo lo alto en 2021 el cumpleaños de su marido. No en vano, cumplirá una importante cifra: 100 años. Aunque la prensa británica cree que no habrá una gran celebración pública con motivo de este centenario puesto que el duque de Edimburgo decidía estar en un segundo plano hace ya un tiempo, en privado la familia sí se reunirá para regalarle una jornada inolvidable. Además, la soberana piensa más allá y pone su mirada en 2022, cuando tiene previsto hacer sus bodas de diamantes, 75 años de casados.
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Una pausa en su agenda y su esperada reaparición
La agenda de lsabel II podría quedar suspendida al menos hasta otoño. Según ha informado, The Sunday Times, su intención es tomarse unos meses de descanso, lo que supondría el periodo más largo de ausencia en los 68 años que lleva de reinado. La monarca apuesta por la prudencia, es por eso que planea permanecer en el Castillo de Windsor por tiempo indefinido y mantenerse alejada de la vida pública. Eso sí, consideran que según avance la desescalada se dejará ver en la Capilla de Todos los Santos acudiendo al servicio dominical como ha hecho siempre. 'Creo que la primera vez que veremos a la reina en público será en la iglesia. Ella va todos los domingos sin falta y su fe cristiana significa mucho para ella ', considera una fuente cercana.