"Hoy damos gracias a Dios por un gran acontecimiento. Hablando desde la ciudad más antigua del Imperio británico, castigada por la guerra, pero ni un solo momento abatida o desalentada, hablando desde Londres, os pido que os unáis a mí en este acto de acción de gracias. Alemania, que arrastró a la guerra a Europa entera, ha sido finalmente vencida". Con estas contundentes frases el rey Jorge VI inició, el 8 de mayo de 1945, el discurso con el que anunció el final de la Segunda Guerra Mundial que había comenzado seis años antes. Lo hizo en la radio. 75 años después le tocaba el turno a su hija Isabel II, actual reina de Inglaterra, eso sí, a través de la televisión y de las redes sociales, a fin de conmemorar esta fecha tan significativa.
Se dirigía a la nación en plena crisis sanitaria por el coronavirus, cuando gran parte del mundo se encuentra confinado a fin de evitar que la pandemia siga propagándose. Era la segunda vez que lo hacía en un mes, aunque por motivos ciertamente distintos. Mientras que a principios de abril habló a los ciudadanos británicos para transmitirles un mensaje de esperanza y agradecer a los trabajadores esenciales todo su esfuerzo, en esta ocasión Isabel II trasladaba mentalmente a la nación 75 años atrás, en una suerte de homenaje dedicado no solo a los combatientes del conflicto bélico, sino también a su progenitor.
Vestida de azul cielo, sentada ante su escritorio y con una fotografía en blanco y negro de su padre presidiendo la escena, la Reina comenzaba su mensaje recordándole. "Os hablo a la misma hora a la que lo hizo mi padre hace 75 años. Su mensaje entonces fue un saludo a los hombres y mujeres de aquí y del extranjero que habían sacrificado tanto en pos de una 'gran liberación'. La guerra había sido total, había afectado a todo el mundo y nadie fue inmune a su impacto. Ya fueran los hombres y mujeres que fueron llamados a la batalla, las familias que fueron separadas, o la gente a la que se le pidió que aprendiera nuevas tareas para que se pudiera sostener la economía de guerra... Todo el mundo tenía un papel. Al principio la perspectiva era lúgubre, el final lejano y el resultado incierto. Pero mantuvimos la fe en que la causa lo merecía y esta creencia, tal y como mi padre destacó en su mensaje, nos animó a seguir", manifestaba Isabel II en su discurso emitido este viernes por la noche.
"Nunca abandonéis, nunca desesperéis. Ése era el mensaje del día de la victoria. Recuerdo vívidamente las escenas de júbilo que mi hermana y yo presenciamos con nuestros padres y Winston Churchill desde el balcón de Buckingham Palace. La sensación de alegría de las multitudes que se habían juntado fuera y en todo el país era intensa. Y mientras celebrábamos la victoria en Europa, sabíamos que habría más sacrificios. No fue hasta agosto cuando terminó la lucha en el Lejano Oriente y la guerra terminó. Mucha gente perdió su vida en ese terrible conflicto. Luchamos para poder vivir en paz, aquí y en el extranjero. Murieron para que pudiéramos vivir libres en un mundo de naciones libres, lo arriesgaron todo para que nuestras familias y vecindarios pudieran estar a salvo. Debemos acordarnos de ellos y lo haremos", proseguía.
"Recordando las palabras de mi padre y las alegres celebraciones que algunos de nosotros experimentamos de primera mano, me siento agradecida por la fuerza y el valor que Reino Unido, la Commonwealth y los aliados mostraron. La generación del tiempo de guerra sabía que la mejor manera de honrar a aquellos que no volvieron era asegurarse de que no volvería a pasar. El mejor homenaje a su sacrificio es que los países a los que una vez se llamó enemigos ahora son amigos, trabajando mano a mano por la paz, salud y prosperidad de todos. Hoy puede parecer difícil que no podamos celebrar este aniversario especial como nos gustaría, lo hacemos desde nuestras casas y nuestras puertas. Pero nuestras calles no están vacías, están llenas del amor y el cariño que tenemos unos con otros. Cuando miro a nuestro país ahora, y veo lo que estamos dispuestos a hacer para protegernos y apoyarnos unos a otros, digo con orgullo que seguimos siendo una nación que aquellos valientes soldados y aviadores reconocerían y aceptarían. Os mando mis más cariñosos deseos a todos", concluía la soberana en su mensaje a la nación.
Las palabras de la Reina fueron grabadas previamente, con las medidas de seguridad pertinentes, por un cámara desplazado al castillo de Windsor -donde está instalada con su marido, el duque de Edimburgo-. Era uno de los pocos actos previstos en esta significativa jornada. Debido al COVID-19, no hubo procesiones, desfiles ni proyección del mensaje enviado en su día por Winston Churchill para celebrar la victoria. Lo que sí se llevó a cabo fue una sucesión de conmemoraciones virtuales -entre ellas una videollamada del primer ministro, Boris Johnson, con veteranos de la guerra- y se guardaron dos minutos de silencio por la mañana. También se organizó un pequeño desfile aéreo. Tras el discurso de Isabel II, los británicos salieron a sus balcones y ventanas para entonar lo que se ha convertido ya en un himno: We'll Meet Again, el tema que popularizó Vera Lynn para animar a las tropas.
El alentador papel de la realeza en tiempos de crisis
La monarca no ha sido la única de los Windsor que ha conmemorado públicamente el fin de la contienda este viernes. Su hijo Carlos hizo una lectura pública durante una ofrenda en la que también participó su mujer, la duquesa de Cornualles. La mujer del príncipe de Gales, por cierto, aprovechó para dedicar unas palabras a su padre, el teniente Bruce Shand, que fue condecorado tras participar activamente en la Segunda Guerra Mundial. También los duques de Cambridge conversaron por teléfono con veteranos de guerra.